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lunes, 24 de diciembre de 2007

domingo, 16 de diciembre de 2007

REFLEXIÓN

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LA EDUCACIÓN CATÓLICA


El Santo Concilio Ecuménico considera atentamente la importancia decisiva de la educación en la vida del hombre y su influjo cada vez mayor en el progreso social contemporáneo. Ciertamente la educación de los jóvenes, e incluso también una continua formación de los adultos, se hace en las circunstancias actuales no sólo más fácil, sino más urgente, así lo expone algunos principios fundamentales sobre la educación cristiana, sobre todo en las escuelas.

La verdadera educación intenta la formación de la persona humana en el orden a su último fin y al bien de las sociedades, de las que el hombre es miembro y en cuyas responsabilidades tomará parte en la edad adulta.

Así, pues, hay que ayudar a los niños y jóvenes, teniendo en cuenta el progreso de la psicología, pedagogía y didáctica, a desarrollar armónicamente sus cualidades físicas, morales e intelectuales, a fin de que adquieran gradualmente un sentido más perfecto de la responsabilidad en el recto y laborioso desarrollo de su propia vida y en la consecución de la verdadera libertad, superando las dificultades con constancia y grandeza del alma.

La Iglesia como madre está obligada a dar a sus hijos una educación, que llene su vida del Espíritu de Cristo, y al mismo tiempo ayude a todos los pueblos a promover la perfección cabal de la persona humana, incluso para el bien de la sociedad terrestre y para configurar más humanamente le edificación del mundo.

Consciente además la Iglesia del gravísimo deber de procurar cuidadosamente la educación moral y religiosa de todos sus hijos, es necesario que atienda con su afecto particular y con su ayuda a los muchísimos que no se educan en escuelas no católicas, ya que por medio del testimonio de la vida de los maestros y formadores, ya por la acción apostólica de los condiscípulos.

La presencia de la Iglesia en el terreno escolar se manifiesta de un modo especial por la escuela católica. Esta persigue, no en menor grado que las otras escuelas, los fines culturales y la formación humana de la juventud. Le es propio crear un ambiente en la comunidad escolar animado por el espíritu evangélico de libertad y de caridad, ayudar a los adolescentes para que en el desarrollo de la propia persona crezcan en un tiempo según la nueva criatura que ha sido hechos por el bautismo, y ordenar últimamente toda la cultura humana según el mensaje de la salvación, de suerte que quede iluminado por la fe el conocimiento que los alumnos van adquiriendo del mundo, de la vida y del hombre.

Así pues, la escuela católica a la par que se abre como conviene a las condiciones del progreso actual, educa a sus alumnos para servir a la difusión del reino de Dios, a fin de que con el ejercicio de una vida ejemplar y apostólica sean como el fermento salvador de la comunidad humana.

Por los demás, en la fundación y ordenación de las escuelas católicas hay que atender a las necesidades de una época que progresa, es por esto que surge en Mons. Domingo Roa Pérez la inquietud de extender el Reino de Dios en el sector educativo dentro de la Arquidiócesis de Maracaibo, creando así las Escuelas Arquidiocesanas. Con respecto a este aspecto, se tiene que el propio Mons. Domingo Roa Pérez lo escribe delimitando todo el quehacer de las escuelas arquidiocesanas, constituyéndose una fuente primaria con alta confiabilidad. Fuente: Normativo General de las Escuelas Arquidiocesanas.

LIDERAZGO GERENCIAL DE MONS. DOMINGO ROA PÉREZ

TEORÍAS DE LA GERENCIA EDUCATIVA

TEORÍA “Y” DE MCGREGOR

En su teoría sostiene que el trabajo es tan natural como el juego y que la mayoría de las personas son capaces de propia conducta y de hacer buenos sus trabajos. Bajo la Teoría “Y” se deduce en consecuencia que un administrador no necesita controlar de cerca los subordinados, sino más bien que ellos pueden controlar su propio comportamiento.

Esta teoría tiene un enfoque primordial dentro de la gerencia participativa la cual Anthony Williams la define como el proceso por el cual se involucra a los subordinados al proceso de toma de decisiones, es decir, la participación activa de las personas es lo que motivó a Mons. Domingo a una administración participativa, a una autoridad compartida donde todos los niveles de organización involucren a sus subordinados en forma efectiva en el proceso de toma de decisiones.

La autoridad para tomar decisiones es probablemente unos de los grandes temores de muchos administradores; pero el personaje en estudio fue muy decisivo y determinante: La Gerencia Participativa. Las responsabilidades en este sentido son las que Mons. Tuvo como primera tarea que todos se plantearan el mismo ideal, un común acuerdo en las tomas de decisiones, una planificación orientada en la filosofía y valores cristianos evangélicos dentro de cada escuela fundada por él; así mismo, delega responsabilidades, dentro de ellas dejando a su cargo personas religiosas para que gerenciala de la manera más idónea, como él lo hacía, desde su mismo estilo.

TEORÍA DE LA JERARQUÍA DE LAS NECESIDADES
SEGÚN ABRAHAM MASLOW.

El proceso de actualización puede presentarse únicamente si se satisfacen las necesidades básicas inferiores (fisiológicas, seguridad, de amor y pertenecer, así como necesidad de estima). La disposición de las necesidades por orden de prioridad de las inferiores a las superiores; esto ayuda en la persona a entender que el satisfacer las inferiores aparecen en su conocimiento y la persona es motivada a tratar de satisfacerlas.

Un aspecto esencial de la auto actualización es la libertad. Las personas que se auto actualizan deben ser libres, estas personas no son revolucionarias, radicales, anarquistas no contra cultura. Ejecutan sus requerimientos culturales debido aun sentido del deber. Los rasgos característicos de ellos son: la espontaneidad, la sencillez, la naturalidad, hacen sus propios grupos de valores que verdaderamente tiene influencia sobre su conducta.

Definida claramente la persona de Mons. Domingo Roa desde el estudio de la teoría de la jerarquía de las necesidades de Maslow, donde los rasgos característicos de los auto - actualizantes perfilan la vida de este excelente administrador de las Escuelas Arquidiocesanas, sino también de todo un clero y de un pueblo que le buscaba para guía espiritual y para la vida política del país, por eso estuvo pendiente de las necesidades de los más pobres y una manera de llenar las necesidades inferiores fueron precisamente las fundaciones de estas 19 escuelas donde el gobierno no llegaba con la extensión de nuevas escuelas porque para ellos no era una tarea primordial darle educación y amor a muchos niños y jóvenes que son mayoría dentro de los barrios que están lejos de los que muchos tienen y pueden pagar unas instituciones privadas donde la educación es sólo para los que mucho pueden pagar. No así con esta gran masa de niños y jóvenes de muy bajos recursos.

TEORÍA DEL ESTABLECIMIENTO DE METAS

La teoría de la determinación de metas es una teoría cognoscitiva de la motivación del trabajo, y sostiene que los trabajadores son seres pensantes que se esfuerzan por conseguir sus metas por sí mismas. De acuerdo con el psicólogo Locke Edwin, la inclinación humana natural para establecer y esforzarse por metas es provechosa sólo si el individuo comprende y acepta una meta en particular.

Además, los trabajadores no estarán motivados si no tienen y saben que no tienen habilidades necesarias para alcanzar metas. Cuando las metas son específicas y desafiantes, funcionan más efectivamente como factores motivadores en el desempeño individual y de grupo. Las investigaciones también indican que la motivación y el compromiso son mayores cuando los subordinados participan en la determinación de las metas.

Los empleados necesitan una precisa retroalimentación sobre su desempeño que les ayude a adaptar sus métodos de trabajo cuando es necesario y para alentarlos a persistir en el trabajo hacia las metas.

En la perspectiva que aquí adopta esta teoría se observa que Mons. Domingo Roa forjaba una tarea motivadora en el establecimiento de las metas en su grupo de trabajadores. Él siempre buscaba la manera de motivar a las personas que dejaba en cada escuela fundada, los hacía sentir importantes, les brindaba su confianza y les asignaba responsabilidades. De esta manera el trabajo es compartido por todos lo que lo hace grato y el rendimiento es más eficiente.

Todos los trabajadores se trazan metas específicas que van en busca de un mejor desempeño individual, así como también grupal. El trabajador siempre necesita la motivación de sus superiores para sentir ese apoyo que es tan necesario para el pleno ejercicio de sus funciones y Mons. siempre estaba allí presente, dispuesto a escuchar a todo al que así lo requería. Por otra parte al trazarse metas hace que la organización progrese, aumente y se desarrolle, este era el fin que perseguía Mons., al dejar religiosas y laicos al frente de las escuelas para que estos proliferaran sin que él estuviese presente en cada una de ellas.

ESTILOS DE LIDERAZGO

Según Brow, el liderazgo se clasifica de la siguiente forma:

LÍDER DEMOCRÁTICO:

Este tipo de líder da órdenes después de ubicar a sus subalternos y buscar que las futuras actitudes del grupo sean acciones decididas colectivamente, éste nunca pide creación a nadie sin exponer los planes a largo plazo en los cuales se trabajarán, insiste en el éxito o los fracasos, ya que estos son asuntos del grupo.

LÍDER AUTÉNTICO:

Conoce que su misión es alcanzar contribuciones voluntarias de sus empleados. Sobrepone el objetivo de la institución por encima de las personalidades individuales y es signo de un buen liderazgo, que los asuntos marchen bien sin obstáculos, durante sus ausencias temporales. Sus empleados saben lo que hacen y porqué lo hace y no tienen que sufrir para seguir adelante.

LÍDER PARTICIPATIVO:

Los líderes participativos descentralizan la autoridad. Las decisiones participativas no son unilaterales, como en el caso del líder autócrata, porque surge de la conducta y la participación de los seguidores. El líder participativo es aquel que asume la responsabilidad global de las operaciones, al mismo tiempo que comparte el trabajo y de esta manera los empleados se sienten más comprometidos con las metas del grupo.

Tomando en cuenta lo anterior se puede decir que Mons. Representa un liderazgo ejemplar ya que supo combinar su poder de convencimiento, creatividad y su influencia sobre los demás para lograr sus metas.

Tenía una gran capacidad para dirigir grupos y tomar decisiones, esto siempre lo realizaba tomando en cuenta el colectivo y el bien común de todos.

Por otro lado fue la figura de un líder democrático, auténtico y participativo, ya que descentralizaba su autoridad y sus decisiones no eran unilaterales, asumía la responsabilidad global, compartía las tareas y delegaba funciones y responsabilidades. De esta manera el trabajo se hace más ameno y a la vez promueve la participación de los subordinados. Mons. era un líder que no emprendía acciones sin la participación de sus subordinados, por el contrario, consultaba con estos antes de tomar decisiones.
También daba una gran cantidad de independencia a las personas que estaban bajo sus órdenes, les permitía fijar sus propias metas y los medios para lograrlas y consideraba que su papel era facilitar las operaciones de sus seguidores proporcionándoles información y actuando primordialmente como contacto con el medio ambiente externo del grupo.

LAS ESCUELAS ARQUIDIOCESANAS


Así se llaman las Escuelas Católicas, que fomenta directamente la curia y que se han de convertir en Escuelas Parroquiales donde las circunstancias lo permitan. No obstante el trabajo que significa la conducción de la Arquidiócesis, con un clero tan reducido y sobrecargado de trabajo, donde hay que multiplicarse constantemente para atender las urgencias pastorales, el Arzobispado ha tomado bajo su responsabilidad inmediata esta iniciativa con el ánimo de hacer de ellas una verdadera institución de carácter apostólico fundamental, porque según lo expresa la Sagrada Consagración para la Educación Católica “la Escuela es verdaderamente un lugar privilegiado de promoción integral mediante un encuentro vivo y vital con el patrimonio cultural ” ( La Escuelas Católica N°. 26).

Estas Escuelas como todas las que llevan el nombre de católica, tienen una doble vertiente: la formación integrar de personas tal como deben ser y como deben portarse en esta vida terrena para conseguir el fin sublime para el cual fueron creadas: la salvación eterna; y colaborar con el Estado Venezolano en la obra de la educación que, por su importancia, constituye una auténtica empresa nacional, que supera ya por su magnitud las posibilidades presupuestarias y de reducidos grupos particulares. Exige en realidad, la participación de todos en el ámbito de su acción, y la de la Iglesia. Madre y Maestra, es incomparablemente valiosa por su vocación y eficacia en la materia.

Como toda Escuela, y más que ninguna otra, nos dice la Sagrada Congregación, las Escuelas Católica debe convertirse en comunidad que tienda a la transmisión de los auténticos valores intelectuales, morales, religiosos y cívicos, que capaciten al alumno para ser un ciudadano cabal y un verdadero patriota, precisamente por su condición de cristiano.

Para nosotros, los hijos de la Iglesia , la Escuela Católicas es realmente un campo de alto valor apostólico, quizá el más perfecto por su organización, estabilidad y especificidad que además se refleja poderosamente en la comunidad, pues cada niño es, en cierta manera, un portador indirecto de palabra y de obra de un mensaje recibido en la Escuela.



Nosotros tratamos de hacer una verdadera comunidad entre Escuela Católicas, Docentes, Padres de familia y despertar en toda su extensión y responsabilidad la participación de los Representantes en la marcha y eficacia de la Escuelas. Por desgracia, en la Escuela gratuita, ordinariamente no cuenta la presencia actuante de los Padres de Familia.

Deseamos y buscamos ardientemente que la Escuela sea realmente una prolongación y complemento del hogar, al cual nos proponemos servir con sinceridad, por encima de banderías políticas e intereses de grupo, que dividen y anarquizan.

Para nosotros, digo los Pastores Católicos que se guían por las normas de la pedagogía propia de la Iglesia de Cristo, la Escuela es como un templo, sin distinciones, y donde se procede con todo respeto y cuidado a objeto de que el ambiente sea favorable a la gran abra de la formación de los niños que se educan en estos planteles.

Siempre he inculcado a la Dirección Personal Docente y Administrativo de las Escuelas Arquidiocesanas, y así lo predico a todo centro educacional, que en los planteles debe reinar el orden, la disciplina y el respeto como en un lugar sagrado. Algún autor, entendido en materia de educación, ha llegado a afirmar que si la Escuela en general no es a manera de templo, por su respetabilidad, puede convertirse en guarida.

Estas Escuelas Arquidiocesanas, fundadas con el propósito de impartir el beneficio inmenso de la educación cristiana gratuita a las clases humildes, tienen muy presente la sabia apreciación de la Sagrada Congregación de las ventajas que ofrece un apostolado comunitario en el campo educativo. En alguna forma se buscará que también los niños con dotes de servicio y piedad sean como guías de los demás compañeritos, a quienes ayudarán con su ejemplo y trabajo en la dura labor de la formación del nuevo hombre y mujer.

Además de las Escuelas, el plan Arquidiocesano de educación comprende templo, residencia de las Religiosas, que llevan la Dirección y están plenamente incorporadas a la barriada, pequeños talleres, ya a punto de empezar, para iniciar a los alumnos en el aprendizaje de algún oficio.

Y con la ayuda de Dios esperamos instalar algunos Dispensarios para primeros auxilios.

Escuelas y Dispensario serán conjuntamente centros de formación también sanitaria en orden a entrenar a los niños en la defensa de su salud.

Dios y la patria, la vida presente y la futura, la ciencia y la honradez, el espíritu de fraternidad y de convivencia, la estima de su propia dignidad y el respeto a los derechos sagrados de los demás son los dones que nos proponemos en el alumnado, la Iglesia y el Personal que trabaja en estas Escuelas.

Y “como enseñando se aprende” según el viejo adagio latino, tenemos la convicción de que el Personal Directivo y el de los diversos servicios de las Escuelas Arquidiocesanas se tecnificará en el ejercicio de una tan noble tarea, a los cuales con todo nuestro esfuerzo, nos proponemos mantener a la altura que les corresponde.

Estamos planeando realizar encuentros, cursos y actividades que le permitan al Personal Docente reflexionar sobre su misión y aquilatar sus conocimientos.

ASPECTO ECONÓMICO

Estas Escuelas Arquidiocesanas son totalmente gratuitas. Para atender a la ingente inversión que representa su funcionamiento se llegó a un arreglo con el Ejecutivo Regional, que ha sido sumamente comprensivo y, digamos, ha sabido valorar el aporte de estos Planteles a la causa de la educación.

Y consiste en lo siguiente:

La Arquidiócesis, con la contribución de Empresas, Personas particulares y sus propios aportes, construye locales sencillos, los dota y mantiene.

El Ejecutivo paga el Personal Directivo, Docente, Administrativo y de Obreros, con las respectivas prestaciones sociales. En este aspecto, también la Arquidiócesis participa pagando algunos empleados.

El Personal es seleccionado por la Arquidiócesis con el cual firma un contrato relativo al manejo interno, ya que estas Escuelas, como queda dicho, se rigen por la filosofía cristiana, que no sólo da una formación religiosa y moral acorde con los principios del Evangelio sino que también se esmera en lograr un buen rendimiento intelectual.

Una Coordinadora de la Arquidiócesis con Oficina en la Curia sirve de enlace entre ésta y las Oficinas y Autoridades gubernamentales, y colabora con la Dirección de los Planteles en la solución de los diversos asuntos que se presentan. Lo relativo al movimiento del Personal también a su cargo, como es la selección, cambios, permisos, etc.

Las Escuelas Arquidiocesanas, los Talleres y los Dispensarios se encaminan hacia la promoción del hombre integral realzando los valores humanos a la luz y con la fuerza de la fe católica.

NORMAS GENERALES

Con el propósito de concretar acciones comunes para obtener los grandes objetivos de las Escuelas Arquidiocesanas animadas por la filosofía de toda Escuela Católica, según se viene expresando, se establecen algunas normas generales, que pueden ser enriquecidas de acuerdo con las circunstancias:
1) Estas Escuelas ordinariamente imparten educación a niños de barriadas humildes, hijos de hogares pobres, que no tienen tiempo que perder, por ello se aprovechará el horario escolar de manera escrupulosa y con gran sentido de responsabilidad.
2) Siendo la escuela como una gran familia, en la cual la unión y la mutua ayuda son factores determinantes para la buena marcha y el bienestar de todos, hemos luchado abiertamente para alejar la política de partido de los planteles Arquidiocesano, porque entorpece de manera increíble la delicadísima labor formativa. Esos quehaceres, que tienen su importancia, han de quedar reservados para los comités y los centros propios de sus actividades. Como en los templos, a nadie se le pregunta a que partido pertenece. Rechazamos, por supuesto, el materialismo en todas sus formas y exigimos rectitud moral en alumnos y todo el Personal

En cambio esforzamos por sembrar en los alumnos un gran amor a la Patria, a la Religión y a la propia Ciudad y Vecindarios, lo que sé a de traducir en un comportamiento ejemplar y en espíritu de trabajo y de buenas obras.
3) Siendo la Escuelas Católicas un lugar privilegiado para la evangelización se procurará que en ella se cumpla con esmerado esfuerzo la altísima finalidad de formar cristianamente a los alumnos que estudian en ellas.
Para ello, valiéndose de las disposiciones legales existentes, se impartirá la enseñanza del catecismo dos horas a la semana dentro del horario escolar y de conformidad con la indicaciones de la gran Encíclica Evangelii Nuntiandi, es decir, de manera sistemática y progresiva, de tal forma que, al terminar el alumno su Primaria haya recibido los conocimientos básicos de la doctrina Católica.
4) La formación cristiana no consiste únicamente en el aprendizaje. Es preciso llevar al alumno a la práctica. De allí que se han de preparar cuidadosamente las Primeras Comuniones, la Confirmación y orientar a los alumnos a los ejercicios religiosos como la oración, la asistencia a la Misa, la recepción de los Sacramentos de Penitencia y Eucaristía y al cumplimiento del deber del propio estado.
5) Y, además, es preciso organizar pequeños grupos de apostolado y de actividad ciudadana con los alumnos para ejercitarlos en las virtudes cristianas y de convivencia social. Tales grupos ayudarán mucho en la formación a sus compañeros de estudios.

CONCLUSION

La Arquidiócesis espera que Autoridades Nacionales y del Estado, las Empresas, las personas de dinero y el católico en general sepan valorar cada vez más el esfuerzo que representa el funcionamiento de estas Escuelas, como en general la Escuela Católica, y les presten su debida y eficaz colaboración en proporcionado aumento.

Agradezco de todo corazón a las Religiosas que trabajan en estas Escuelas con tanto sacrificio e ilusión, a sus respectivas congregaciones, y les animo a continuar y ampliar su radio de acción y me permito transmitirles la consideración de la Sagrada Congregación cuando dice: “es necesario revisar ciertas motivaciones aducidas contra la enseñanza. Se escogen un apostolado llamado “más directo”, olvidando la excelencia y el valor apostólico de la actividad educativa de las Escuelas”. (Id. No.78).

Y por el hecho de que las hermanas normalmente viven al lado de los planteles e integradas a la comunidad, constituyen un centro de irradiación permanente, difícilmente superable por otra actividad apostólica.

A los Maestro que prestan sus servicios en estos Planteles los estima la Iglesia como sus colaboradores, a quienes trata de estimular, ayudar y hacerles conscientes de su altísima misión. De ellos espera mucho y está segura de que formarán una gran Familia con los Alumnos de sus Planteles, con los Padres y Representantes. Y así, dando recibirán también, porque la Escuela será siempre un ambiente de alta elevación moral y religiosa.

Al trazar estas líneas sobre la filosofía y finalidades de las Escuelas Arquidiocesanas, y así es o debe ser toda Escuelas Católica, animo igualmente a las Congregaciones y Personas que se dedican a la formación cristiana de la juventud en sus respectivos Planteles. Su tarea es de grandísimo valor. E invito a los Señores Párrocos a que vayan buscando la forma de crear este tipo de Escuelas, que serán realmente un poderoso medio de apostolado para sus Feligresías. Dichosa la Parroquia que logra tener una Escuela Católica bien atendida al lado su de templo.

Al recomendar vivamente la Escuela Católica la Sagrada Congregación no pretende disminuir en nada el valor del testimonio y la labor realizada por tantos educadores, sino urgirles a los católicos y en concreto a los Pastores que presten a la sociedad y a la Iglesia la colaboración que es propia de estos Institutos. Y nos invita a los Obispos a que desarrollemos los principios que inspiran a la Escuela Católica y los traduzcamos en programas concretos, lo que precisamente pretendo hacer animando con la palabra y el ejemplo a los educadores católicos, religiosos y seglares de la Arquidiócesis.
_________________________
Mons. Domingo Roa Pérez.
Arzobispo de Maracaibo.

ENCUENTRO NAVIDEÑO DE LAS ESCUELAS ARQUIDIOCESANAS




DIA VIERNES 7 DE DICIEMBRE EN LA PLAZOLETA DE LA BASILICA

LAS ESCUELAS ARQUIDIOCESANAS

"Las escuelas arquidiocesanas son centros educativos de cáracter evangelizador, insertados en la comunidad, que funcionan apreciando los valores humanos, sin distinción de ninguna clase, respetando a la persona y contribuyendo al desarrollo de Venezuela y del Estado Zulia. La educación es la respuesta concreta a los problemas de nuestra patria; la articulación entre escuela, familia y sociedad, constituyen la base del desarrollo de nuevos ciudadanos y ciudadanas, conocedores de sus deberes y derechos. Las escuelas arquidiocesanas de Maracaibo, fundadas desde 1970 por Monseñor Domingo Roa Pérez, atiende las comunidades de escasos recursos y donde el estado no tiene alcance".
Las Escuelas Arquidiocesanas son organizaciones de producción educativa, sociales y comunitarias que funcionan apreciando sus creencias y valores, en especial los valores cristianos-humanos en lo individual y en lo comunitario.
Para mayor información dale clip al siguiente enlace: http://www.escuelasarquidiocesanas.com/