domingo, 16 de diciembre de 2007

LA EDUCACIÓN CATÓLICA


El Santo Concilio Ecuménico considera atentamente la importancia decisiva de la educación en la vida del hombre y su influjo cada vez mayor en el progreso social contemporáneo. Ciertamente la educación de los jóvenes, e incluso también una continua formación de los adultos, se hace en las circunstancias actuales no sólo más fácil, sino más urgente, así lo expone algunos principios fundamentales sobre la educación cristiana, sobre todo en las escuelas.

La verdadera educación intenta la formación de la persona humana en el orden a su último fin y al bien de las sociedades, de las que el hombre es miembro y en cuyas responsabilidades tomará parte en la edad adulta.

Así, pues, hay que ayudar a los niños y jóvenes, teniendo en cuenta el progreso de la psicología, pedagogía y didáctica, a desarrollar armónicamente sus cualidades físicas, morales e intelectuales, a fin de que adquieran gradualmente un sentido más perfecto de la responsabilidad en el recto y laborioso desarrollo de su propia vida y en la consecución de la verdadera libertad, superando las dificultades con constancia y grandeza del alma.

La Iglesia como madre está obligada a dar a sus hijos una educación, que llene su vida del Espíritu de Cristo, y al mismo tiempo ayude a todos los pueblos a promover la perfección cabal de la persona humana, incluso para el bien de la sociedad terrestre y para configurar más humanamente le edificación del mundo.

Consciente además la Iglesia del gravísimo deber de procurar cuidadosamente la educación moral y religiosa de todos sus hijos, es necesario que atienda con su afecto particular y con su ayuda a los muchísimos que no se educan en escuelas no católicas, ya que por medio del testimonio de la vida de los maestros y formadores, ya por la acción apostólica de los condiscípulos.

La presencia de la Iglesia en el terreno escolar se manifiesta de un modo especial por la escuela católica. Esta persigue, no en menor grado que las otras escuelas, los fines culturales y la formación humana de la juventud. Le es propio crear un ambiente en la comunidad escolar animado por el espíritu evangélico de libertad y de caridad, ayudar a los adolescentes para que en el desarrollo de la propia persona crezcan en un tiempo según la nueva criatura que ha sido hechos por el bautismo, y ordenar últimamente toda la cultura humana según el mensaje de la salvación, de suerte que quede iluminado por la fe el conocimiento que los alumnos van adquiriendo del mundo, de la vida y del hombre.

Así pues, la escuela católica a la par que se abre como conviene a las condiciones del progreso actual, educa a sus alumnos para servir a la difusión del reino de Dios, a fin de que con el ejercicio de una vida ejemplar y apostólica sean como el fermento salvador de la comunidad humana.

Por los demás, en la fundación y ordenación de las escuelas católicas hay que atender a las necesidades de una época que progresa, es por esto que surge en Mons. Domingo Roa Pérez la inquietud de extender el Reino de Dios en el sector educativo dentro de la Arquidiócesis de Maracaibo, creando así las Escuelas Arquidiocesanas. Con respecto a este aspecto, se tiene que el propio Mons. Domingo Roa Pérez lo escribe delimitando todo el quehacer de las escuelas arquidiocesanas, constituyéndose una fuente primaria con alta confiabilidad. Fuente: Normativo General de las Escuelas Arquidiocesanas.

LIDERAZGO GERENCIAL DE MONS. DOMINGO ROA PÉREZ

TEORÍAS DE LA GERENCIA EDUCATIVA

TEORÍA “Y” DE MCGREGOR

En su teoría sostiene que el trabajo es tan natural como el juego y que la mayoría de las personas son capaces de propia conducta y de hacer buenos sus trabajos. Bajo la Teoría “Y” se deduce en consecuencia que un administrador no necesita controlar de cerca los subordinados, sino más bien que ellos pueden controlar su propio comportamiento.

Esta teoría tiene un enfoque primordial dentro de la gerencia participativa la cual Anthony Williams la define como el proceso por el cual se involucra a los subordinados al proceso de toma de decisiones, es decir, la participación activa de las personas es lo que motivó a Mons. Domingo a una administración participativa, a una autoridad compartida donde todos los niveles de organización involucren a sus subordinados en forma efectiva en el proceso de toma de decisiones.

La autoridad para tomar decisiones es probablemente unos de los grandes temores de muchos administradores; pero el personaje en estudio fue muy decisivo y determinante: La Gerencia Participativa. Las responsabilidades en este sentido son las que Mons. Tuvo como primera tarea que todos se plantearan el mismo ideal, un común acuerdo en las tomas de decisiones, una planificación orientada en la filosofía y valores cristianos evangélicos dentro de cada escuela fundada por él; así mismo, delega responsabilidades, dentro de ellas dejando a su cargo personas religiosas para que gerenciala de la manera más idónea, como él lo hacía, desde su mismo estilo.

TEORÍA DE LA JERARQUÍA DE LAS NECESIDADES
SEGÚN ABRAHAM MASLOW.

El proceso de actualización puede presentarse únicamente si se satisfacen las necesidades básicas inferiores (fisiológicas, seguridad, de amor y pertenecer, así como necesidad de estima). La disposición de las necesidades por orden de prioridad de las inferiores a las superiores; esto ayuda en la persona a entender que el satisfacer las inferiores aparecen en su conocimiento y la persona es motivada a tratar de satisfacerlas.

Un aspecto esencial de la auto actualización es la libertad. Las personas que se auto actualizan deben ser libres, estas personas no son revolucionarias, radicales, anarquistas no contra cultura. Ejecutan sus requerimientos culturales debido aun sentido del deber. Los rasgos característicos de ellos son: la espontaneidad, la sencillez, la naturalidad, hacen sus propios grupos de valores que verdaderamente tiene influencia sobre su conducta.

Definida claramente la persona de Mons. Domingo Roa desde el estudio de la teoría de la jerarquía de las necesidades de Maslow, donde los rasgos característicos de los auto - actualizantes perfilan la vida de este excelente administrador de las Escuelas Arquidiocesanas, sino también de todo un clero y de un pueblo que le buscaba para guía espiritual y para la vida política del país, por eso estuvo pendiente de las necesidades de los más pobres y una manera de llenar las necesidades inferiores fueron precisamente las fundaciones de estas 19 escuelas donde el gobierno no llegaba con la extensión de nuevas escuelas porque para ellos no era una tarea primordial darle educación y amor a muchos niños y jóvenes que son mayoría dentro de los barrios que están lejos de los que muchos tienen y pueden pagar unas instituciones privadas donde la educación es sólo para los que mucho pueden pagar. No así con esta gran masa de niños y jóvenes de muy bajos recursos.

TEORÍA DEL ESTABLECIMIENTO DE METAS

La teoría de la determinación de metas es una teoría cognoscitiva de la motivación del trabajo, y sostiene que los trabajadores son seres pensantes que se esfuerzan por conseguir sus metas por sí mismas. De acuerdo con el psicólogo Locke Edwin, la inclinación humana natural para establecer y esforzarse por metas es provechosa sólo si el individuo comprende y acepta una meta en particular.

Además, los trabajadores no estarán motivados si no tienen y saben que no tienen habilidades necesarias para alcanzar metas. Cuando las metas son específicas y desafiantes, funcionan más efectivamente como factores motivadores en el desempeño individual y de grupo. Las investigaciones también indican que la motivación y el compromiso son mayores cuando los subordinados participan en la determinación de las metas.

Los empleados necesitan una precisa retroalimentación sobre su desempeño que les ayude a adaptar sus métodos de trabajo cuando es necesario y para alentarlos a persistir en el trabajo hacia las metas.

En la perspectiva que aquí adopta esta teoría se observa que Mons. Domingo Roa forjaba una tarea motivadora en el establecimiento de las metas en su grupo de trabajadores. Él siempre buscaba la manera de motivar a las personas que dejaba en cada escuela fundada, los hacía sentir importantes, les brindaba su confianza y les asignaba responsabilidades. De esta manera el trabajo es compartido por todos lo que lo hace grato y el rendimiento es más eficiente.

Todos los trabajadores se trazan metas específicas que van en busca de un mejor desempeño individual, así como también grupal. El trabajador siempre necesita la motivación de sus superiores para sentir ese apoyo que es tan necesario para el pleno ejercicio de sus funciones y Mons. siempre estaba allí presente, dispuesto a escuchar a todo al que así lo requería. Por otra parte al trazarse metas hace que la organización progrese, aumente y se desarrolle, este era el fin que perseguía Mons., al dejar religiosas y laicos al frente de las escuelas para que estos proliferaran sin que él estuviese presente en cada una de ellas.

ESTILOS DE LIDERAZGO

Según Brow, el liderazgo se clasifica de la siguiente forma:

LÍDER DEMOCRÁTICO:

Este tipo de líder da órdenes después de ubicar a sus subalternos y buscar que las futuras actitudes del grupo sean acciones decididas colectivamente, éste nunca pide creación a nadie sin exponer los planes a largo plazo en los cuales se trabajarán, insiste en el éxito o los fracasos, ya que estos son asuntos del grupo.

LÍDER AUTÉNTICO:

Conoce que su misión es alcanzar contribuciones voluntarias de sus empleados. Sobrepone el objetivo de la institución por encima de las personalidades individuales y es signo de un buen liderazgo, que los asuntos marchen bien sin obstáculos, durante sus ausencias temporales. Sus empleados saben lo que hacen y porqué lo hace y no tienen que sufrir para seguir adelante.

LÍDER PARTICIPATIVO:

Los líderes participativos descentralizan la autoridad. Las decisiones participativas no son unilaterales, como en el caso del líder autócrata, porque surge de la conducta y la participación de los seguidores. El líder participativo es aquel que asume la responsabilidad global de las operaciones, al mismo tiempo que comparte el trabajo y de esta manera los empleados se sienten más comprometidos con las metas del grupo.

Tomando en cuenta lo anterior se puede decir que Mons. Representa un liderazgo ejemplar ya que supo combinar su poder de convencimiento, creatividad y su influencia sobre los demás para lograr sus metas.

Tenía una gran capacidad para dirigir grupos y tomar decisiones, esto siempre lo realizaba tomando en cuenta el colectivo y el bien común de todos.

Por otro lado fue la figura de un líder democrático, auténtico y participativo, ya que descentralizaba su autoridad y sus decisiones no eran unilaterales, asumía la responsabilidad global, compartía las tareas y delegaba funciones y responsabilidades. De esta manera el trabajo se hace más ameno y a la vez promueve la participación de los subordinados. Mons. era un líder que no emprendía acciones sin la participación de sus subordinados, por el contrario, consultaba con estos antes de tomar decisiones.
También daba una gran cantidad de independencia a las personas que estaban bajo sus órdenes, les permitía fijar sus propias metas y los medios para lograrlas y consideraba que su papel era facilitar las operaciones de sus seguidores proporcionándoles información y actuando primordialmente como contacto con el medio ambiente externo del grupo.

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