Estudios corroboran poder curativo del amor
Estudios científicos avalan los efectos de la solidaridad, el apoyo y la fraternidad, todas expresiones del amor. Según la psicóloga Carmen Elena Dos Reis, el estado anímico de las personas, asociado al amor constructivo que reciben o comparten, incide como un factor preventivo de las enfermedades. "Se ha demostrado que cuando las personas están felices mantienen más altas las defensas del organismo y no hay mayor felicidad que sentirse bien amado. En contraste, si una persona está deprimida es más vulnerable a enfermedades, y puede ser víctima de problemas físicos más duros si esto se prolonga".
Tanto poder tienen las emociones sobre el organismo que la Federación Mundial del Corazón reveló un estudio que indica que "estar enamorado y ser amado beneficia la salud, y en especial es bueno para nuestros corazones", además de disminuir el estrés, la depresión y la ansiedad, "factores psicológicos de riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas".
La investigación sobre 1.400 hombres y mujeres con cardiopatía reveló
que sólo 15% de los casados con buenas relaciones de pareja
falleció después de cinco años, versus 50% de viudos o sin pareja.
La interacción afectiva con animales domésticos o mascotas también puede contribuir en la recuperación de pacientes con trastornos mentales o padecimientos físicos. Un estudio de la Asociación Americana de Hospitales, revela que "92% de las personas encuestadas han obtenido mejoras de salud derivadas de la relación con sus animales de compañía. El 76% considera que su estrés ha disminuido y 65% asegura que su salud mental es mejor".
Hasta el amor propio parece ser una herramienta efectiva a la hora de combatir enfermedades, junto al tratamiento médico a tiempo. "Hay personas que han estado enfermas y que al mantener un buen estado de ánimo frente a su patología y una actitud optimista han logrado recuperarse", asegura Dos Reis. "El amor a ti mismo también te salva".
Sea cual sea la manifestación del amor, parece claro que las relaciones constructivas, el optimismo y el intercambio de emociones sanas son cruciales, o al menos importantes en la recuperación de la salud perdida. "A fin de cuentas, sólo el amor salva", dijo alguna vez Juan Pablo II.
Psiconeuroinmunología- Terapia del amor
Desde 1995, un grupo de especialistas venezolanos trabaja en el tratamiento y acompañamiento de pacientes con enfermedades como el cáncer o el SIDA, entre otras, utilizando como herramienta el manejo de las emociones, incluyendo el amor. Todo sobre la base de la psiconeuroinmunología, disciplina médica nacida a principios de los años 70. "La psiconeuroinmunología es una ciencia multidisciplinaria que nos demuestra que nuestro cerebro, nuestro sistema endocrino y nuestro sistema inmunológico comparten un lenguaje común, y dependen uno del otro", asegura Marianela Castés, químico inmunólogo presidente de Creando Salud, asociación promotora de esta especialidad.
"Nuestra biología está diseñada para la empatía, para el amor y el cuidado de los otros.
Sin eso no hubiéramos podido sobrevivir como especie.
Nuestra emocionalidad influye significativamente
sobre el equilibrio de nuestros procesos biológicos y nuestra salud".
Por eso, Creando Salud promueve el apoyo psicosocial como terapia y dicta talleres para lograrlo. Eso sí, aclara que la psiconeuroinmunología no sustituye los tratamientos tradicionales, sólo los complementa. "El apoyo psicosocial implica acompañar a la persona que está pasando por una enfermedad que pone en riesgo su vida, ayudándola a entender qué situaciones la llevaron a su enfermedad y elaborando estrategias que le permitan aferrarse a la vida y explorar nuevas posibilidades. Eso es importantísimo, porque si no estás claro para qué quieres seguir viviendo, difícilmente podrás soportar el tratamiento médico de un cáncer, por ejemplo", enfatiza Castés. También supone enseñar a los seres queridos a acompañar a los pacientes, pero poniéndose en su lugar. "Estoy aquí contigo, dime cómo te ayudo y qué quieres de mí", recomiendan los especialistas a los familiares a la hora de hablarle a un paciente. Otro de los retos es educar para el amor, de manera de prevenir enfermedades. "Hay que educar en un nuevo modelo, promover la expresión sana de las emociones e influir en las relaciones que aprendan los niños. Un niño que crece en el respeto y amor, hará conexiones fuertes y positivas en su cerebro, lo cual redundará en la salud de su organismo".
Un testimonio del amor
Estuve cinco meses hospitalizada, mes y medio en estado de coma, mi enfermedad presentó tres gravedades y recibí los santos óleos dos veces. A mí me salvó un milagro: el milagro del amor".
Raquel García tiene 63 años y hace cinco se preparada para salir de vacaciones con su esposo a Canadá, sintió un malestar de "gripe" y decidió ir al médico a hacerse un chequeo. Aunque los doctores no encontraban nada en sus exámenes, con el paso de los días su salud se deterioraba. A los estados febriles se sumaron dolores corporales que casi la paralizaron. "Cuando me ingresaron en la clínica, los médicos descubrieron que tenía una septicemia producto de una infección en la orina que no había sido atendida y de una bacteria que se había apoderado de mis riñones, mi corazón y mis pulmones". De inmediato ingresó a terapia intensiva y aunque recibía todos los tratamientos médicos, su situación no mejoraba. La bacteria seguía propagándose y comprometiendo el funcionamiento de órganos vitales.
En este estado precario, Raquel asegura que sintió el poder del amor. "Estaba entubada, recibía alimentación por traqueotomo, pero en todo momento sentí el amor de mis hijos, de mi esposo, de mis hermanos y amigos. Incluso, allí me di cuenta de que existe el amor en las personas, aun cuando no estén vinculadas". Y es que durante su convalecencia, Raquel tuvo múltiples hemorragias y requirió 155 transfusiones. Un aviso público convocando donantes, hizo que aparecieran cientos de personas en la clínica. "Creo que hay una condición de amor innata en el ser humano, porque muchas personas donaron sangre para mí sin ni siquiera conocerme".
Pero para Raquel fue fundamental en su recuperación el amor de su esposo, un militar hoy retirado con quien lleva 43 años de matrimonio. "Mi esposo se convirtió en mi bastón, en mi silla de ruedas y estuvo a mi lado con una dedicación indescriptible. A pesar de que yo no podía moverme o hablar, él se quedaba conmigo en la sala de terapia intensiva y yo sentía sus lágrimas cuando caían sobre mi rostro. Y ésas eran lágrimas de amor".
De allí, y del tratamiento médico, dice Raquel que surgieron fuerzas en su propio interior para recuperarse. "Una noche en la que estaba muy grave, uno de mis médicos, hizo una operación heroica, que es la que se hace para tratar de salvar la vida del paciente, aun cuando la probabilidad de que yo sobreviviera era de 1%. Los doctores hoy día dicen que mi caso ha sido uno de los más difíciles de sus carreras y que mi recuperación fue un milagro, porque el camión de amor que recibí fue tan grande que eso me ayudó a luchar, a fortalecer mi sistema inmunológico y a vencer aquello que me estaba diezmando".
Hoy día, Raquel comparte su tiempo entre la familia, su trabajo como asesora de relaciones públicas y la ayuda a otros que pasaron por su misma situación, utilizando las herramientas que permitieron su regreso a la vida. "Para mí es fundamental dar amor para tratar de salvar a otros. Y por eso con mucha frecuencia me dediqué a visitar a los enfermos de la clínica donde yo estuve. Mis médicos siempre me decían que animara a pacientes con casos similares al mío.
"Hay que vivir la experiencia para saber que el amor salva, porque el amor te puede salvar no solamente de una enfermedad, sino del delito o de una adicción. Cuando hay amor puedes buscar una senda sana.
Fuentes:
www.eluniversal.com
www.terra.com
www.consumer.es
Estudios científicos avalan los efectos de la solidaridad, el apoyo y la fraternidad, todas expresiones del amor. Según la psicóloga Carmen Elena Dos Reis, el estado anímico de las personas, asociado al amor constructivo que reciben o comparten, incide como un factor preventivo de las enfermedades. "Se ha demostrado que cuando las personas están felices mantienen más altas las defensas del organismo y no hay mayor felicidad que sentirse bien amado. En contraste, si una persona está deprimida es más vulnerable a enfermedades, y puede ser víctima de problemas físicos más duros si esto se prolonga".
Tanto poder tienen las emociones sobre el organismo que la Federación Mundial del Corazón reveló un estudio que indica que "estar enamorado y ser amado beneficia la salud, y en especial es bueno para nuestros corazones", además de disminuir el estrés, la depresión y la ansiedad, "factores psicológicos de riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas".
La investigación sobre 1.400 hombres y mujeres con cardiopatía reveló
que sólo 15% de los casados con buenas relaciones de pareja
falleció después de cinco años, versus 50% de viudos o sin pareja.
La interacción afectiva con animales domésticos o mascotas también puede contribuir en la recuperación de pacientes con trastornos mentales o padecimientos físicos. Un estudio de la Asociación Americana de Hospitales, revela que "92% de las personas encuestadas han obtenido mejoras de salud derivadas de la relación con sus animales de compañía. El 76% considera que su estrés ha disminuido y 65% asegura que su salud mental es mejor".
Hasta el amor propio parece ser una herramienta efectiva a la hora de combatir enfermedades, junto al tratamiento médico a tiempo. "Hay personas que han estado enfermas y que al mantener un buen estado de ánimo frente a su patología y una actitud optimista han logrado recuperarse", asegura Dos Reis. "El amor a ti mismo también te salva".
Sea cual sea la manifestación del amor, parece claro que las relaciones constructivas, el optimismo y el intercambio de emociones sanas son cruciales, o al menos importantes en la recuperación de la salud perdida. "A fin de cuentas, sólo el amor salva", dijo alguna vez Juan Pablo II.
Psiconeuroinmunología- Terapia del amor
Desde 1995, un grupo de especialistas venezolanos trabaja en el tratamiento y acompañamiento de pacientes con enfermedades como el cáncer o el SIDA, entre otras, utilizando como herramienta el manejo de las emociones, incluyendo el amor. Todo sobre la base de la psiconeuroinmunología, disciplina médica nacida a principios de los años 70. "La psiconeuroinmunología es una ciencia multidisciplinaria que nos demuestra que nuestro cerebro, nuestro sistema endocrino y nuestro sistema inmunológico comparten un lenguaje común, y dependen uno del otro", asegura Marianela Castés, químico inmunólogo presidente de Creando Salud, asociación promotora de esta especialidad.
"Nuestra biología está diseñada para la empatía, para el amor y el cuidado de los otros.
Sin eso no hubiéramos podido sobrevivir como especie.
Nuestra emocionalidad influye significativamente
sobre el equilibrio de nuestros procesos biológicos y nuestra salud".
Por eso, Creando Salud promueve el apoyo psicosocial como terapia y dicta talleres para lograrlo. Eso sí, aclara que la psiconeuroinmunología no sustituye los tratamientos tradicionales, sólo los complementa. "El apoyo psicosocial implica acompañar a la persona que está pasando por una enfermedad que pone en riesgo su vida, ayudándola a entender qué situaciones la llevaron a su enfermedad y elaborando estrategias que le permitan aferrarse a la vida y explorar nuevas posibilidades. Eso es importantísimo, porque si no estás claro para qué quieres seguir viviendo, difícilmente podrás soportar el tratamiento médico de un cáncer, por ejemplo", enfatiza Castés. También supone enseñar a los seres queridos a acompañar a los pacientes, pero poniéndose en su lugar. "Estoy aquí contigo, dime cómo te ayudo y qué quieres de mí", recomiendan los especialistas a los familiares a la hora de hablarle a un paciente. Otro de los retos es educar para el amor, de manera de prevenir enfermedades. "Hay que educar en un nuevo modelo, promover la expresión sana de las emociones e influir en las relaciones que aprendan los niños. Un niño que crece en el respeto y amor, hará conexiones fuertes y positivas en su cerebro, lo cual redundará en la salud de su organismo".
Un testimonio del amor
Estuve cinco meses hospitalizada, mes y medio en estado de coma, mi enfermedad presentó tres gravedades y recibí los santos óleos dos veces. A mí me salvó un milagro: el milagro del amor".
Raquel García tiene 63 años y hace cinco se preparada para salir de vacaciones con su esposo a Canadá, sintió un malestar de "gripe" y decidió ir al médico a hacerse un chequeo. Aunque los doctores no encontraban nada en sus exámenes, con el paso de los días su salud se deterioraba. A los estados febriles se sumaron dolores corporales que casi la paralizaron. "Cuando me ingresaron en la clínica, los médicos descubrieron que tenía una septicemia producto de una infección en la orina que no había sido atendida y de una bacteria que se había apoderado de mis riñones, mi corazón y mis pulmones". De inmediato ingresó a terapia intensiva y aunque recibía todos los tratamientos médicos, su situación no mejoraba. La bacteria seguía propagándose y comprometiendo el funcionamiento de órganos vitales.
En este estado precario, Raquel asegura que sintió el poder del amor. "Estaba entubada, recibía alimentación por traqueotomo, pero en todo momento sentí el amor de mis hijos, de mi esposo, de mis hermanos y amigos. Incluso, allí me di cuenta de que existe el amor en las personas, aun cuando no estén vinculadas". Y es que durante su convalecencia, Raquel tuvo múltiples hemorragias y requirió 155 transfusiones. Un aviso público convocando donantes, hizo que aparecieran cientos de personas en la clínica. "Creo que hay una condición de amor innata en el ser humano, porque muchas personas donaron sangre para mí sin ni siquiera conocerme".
Pero para Raquel fue fundamental en su recuperación el amor de su esposo, un militar hoy retirado con quien lleva 43 años de matrimonio. "Mi esposo se convirtió en mi bastón, en mi silla de ruedas y estuvo a mi lado con una dedicación indescriptible. A pesar de que yo no podía moverme o hablar, él se quedaba conmigo en la sala de terapia intensiva y yo sentía sus lágrimas cuando caían sobre mi rostro. Y ésas eran lágrimas de amor".
De allí, y del tratamiento médico, dice Raquel que surgieron fuerzas en su propio interior para recuperarse. "Una noche en la que estaba muy grave, uno de mis médicos, hizo una operación heroica, que es la que se hace para tratar de salvar la vida del paciente, aun cuando la probabilidad de que yo sobreviviera era de 1%. Los doctores hoy día dicen que mi caso ha sido uno de los más difíciles de sus carreras y que mi recuperación fue un milagro, porque el camión de amor que recibí fue tan grande que eso me ayudó a luchar, a fortalecer mi sistema inmunológico y a vencer aquello que me estaba diezmando".
Hoy día, Raquel comparte su tiempo entre la familia, su trabajo como asesora de relaciones públicas y la ayuda a otros que pasaron por su misma situación, utilizando las herramientas que permitieron su regreso a la vida. "Para mí es fundamental dar amor para tratar de salvar a otros. Y por eso con mucha frecuencia me dediqué a visitar a los enfermos de la clínica donde yo estuve. Mis médicos siempre me decían que animara a pacientes con casos similares al mío.
"Hay que vivir la experiencia para saber que el amor salva, porque el amor te puede salvar no solamente de una enfermedad, sino del delito o de una adicción. Cuando hay amor puedes buscar una senda sana.
Fuentes:
www.eluniversal.com
www.terra.com
www.consumer.es
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