La experiencia escolar es una base educativa importante, pero por sobre todas las cosas, es la base de la personalidad social y afectiva. Algunos adolescentes encuentran en la escuela un desafío estimulante, mientras otros se sienten agobiados. En ese momento, los padres juegan un rol fundamental.
Si usted tiene el tiempo o un programa de trabajo flexible, no es mala idea participar de la clase de su hijo un día a la semana, para poder observarlo y ayudar al maestro, que muchas veces tiene demasiado trabajo para tantos alumnos, entonces podrá observar cuáles son las rutinas escolares y que cosas deberían modificar para mejorar en ese aspecto. En muchos casos, su presencia le da una sensación de seguridad al joven. Desgraciadamente algunos padres no tienen esta flexibilidad para tomarse un día y participar en la clase de su hijo. En esos casos, es importante que cuando sea posible asista a las reuniones de padres y se responsabilice por hablar con el maestro, y charlar sobre los problemas que pudieran surgir, así como de sus progresos. Es esencial mantenerse informado.
Otra ayuda que los padres deben brindar a sus hijos, consiste en la comprensión y técnicas de estudio para no sentirse mal al momento de tener que repasar alguna lección o prepararse para un examen.
La autodisciplina puede ser un rasgo difícil de construir, pero es crucial para el éxito académico. Es fundamental enseñar la manera de sentirse seguro y confiado. Es fundamental animarlo a la curiosidad e investigación, que quieran saber más cosas: eso los ayudará a interesarse por el estudio.
Proporcióneles oportunidades de descubrir nuevas cosas. Muestre pasión por los proyectos de su hijo, tanto en casa como en la escuela.
Exhiba sus logros en una pizarra especial o simplemente en la puerta de la heladera, como si fueran obras de arte y mantenga una conversación abierta con sus hijos, sobre lo que sienten en la escuela... qué necesitan, qué les gusta, qué no.
-¿Tiene miedo de otro estudiante?
-¿Qué piensa de su maestro?
-¿Cómo se siente con los otros estudiantes en los recreos, tomando el autobús o comiendo en la cafetería de la escuela?
-¿Quiénes son sus amigos y por qué está con ellos?
Esté actualizado de los sentimientos de sus hijos respecto al colegio. Recuerde que estar cerca de su niño (oyéndolo hablar de sus sentimientos y reconociendo su importancia) es diferente a simpatizar con él (sintiendo lo que ellos sienten, si están enojados, agobiados, o aturdidos).
Saber lo que les pasa es la mejor forma de ayudarlos a crecer, y evitar problemas emocionales que luego repercutan sobre su personalidad.
Si usted tiene el tiempo o un programa de trabajo flexible, no es mala idea participar de la clase de su hijo un día a la semana, para poder observarlo y ayudar al maestro, que muchas veces tiene demasiado trabajo para tantos alumnos, entonces podrá observar cuáles son las rutinas escolares y que cosas deberían modificar para mejorar en ese aspecto. En muchos casos, su presencia le da una sensación de seguridad al joven. Desgraciadamente algunos padres no tienen esta flexibilidad para tomarse un día y participar en la clase de su hijo. En esos casos, es importante que cuando sea posible asista a las reuniones de padres y se responsabilice por hablar con el maestro, y charlar sobre los problemas que pudieran surgir, así como de sus progresos. Es esencial mantenerse informado.
Otra ayuda que los padres deben brindar a sus hijos, consiste en la comprensión y técnicas de estudio para no sentirse mal al momento de tener que repasar alguna lección o prepararse para un examen.
La autodisciplina puede ser un rasgo difícil de construir, pero es crucial para el éxito académico. Es fundamental enseñar la manera de sentirse seguro y confiado. Es fundamental animarlo a la curiosidad e investigación, que quieran saber más cosas: eso los ayudará a interesarse por el estudio.
Proporcióneles oportunidades de descubrir nuevas cosas. Muestre pasión por los proyectos de su hijo, tanto en casa como en la escuela.
Exhiba sus logros en una pizarra especial o simplemente en la puerta de la heladera, como si fueran obras de arte y mantenga una conversación abierta con sus hijos, sobre lo que sienten en la escuela... qué necesitan, qué les gusta, qué no.
-¿Tiene miedo de otro estudiante?
-¿Qué piensa de su maestro?
-¿Cómo se siente con los otros estudiantes en los recreos, tomando el autobús o comiendo en la cafetería de la escuela?
-¿Quiénes son sus amigos y por qué está con ellos?
Esté actualizado de los sentimientos de sus hijos respecto al colegio. Recuerde que estar cerca de su niño (oyéndolo hablar de sus sentimientos y reconociendo su importancia) es diferente a simpatizar con él (sintiendo lo que ellos sienten, si están enojados, agobiados, o aturdidos).
Saber lo que les pasa es la mejor forma de ayudarlos a crecer, y evitar problemas emocionales que luego repercutan sobre su personalidad.
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