martes, 30 de marzo de 2010

lunes, 29 de marzo de 2010

domingo, 28 de marzo de 2010

EL EVANGELIO DEL DIA DOMINGO


¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68














Domingo de Ramos en la Pasión del Señor

Hoy la Iglesia celebra : San Sixto III, José Sebastián Pelczar, Santa Gisela

Lecturas

Leer el comentario del Evangelio por : Proclo de Constantinopla
«Bendito el que viene como Rey»

Evangelio según San Lucas 22,14-71.23,1-56.
Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo:
"He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión,
porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios".
Y tomando una copa, dio gracias y dijo: "Tomen y compártanla entre ustedes.
Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios".
Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía".
Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes.
La mano del traidor está sobre la mesa, junto a mí.
Porque el Hijo del hombre va por el camino que le ha sido señalado, pero ¡ay de aquel que lo va a entregar!".
Entonces comenzaron a preguntarse unos a otros quién de ellos sería el que iba a hacer eso.
Y surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande.
Jesús les dijo: "Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo se hacen llamar bienhechores.
Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor.
Porque, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve.
Ustedes son los que han permanecido siempre conmigo en medio de mis pruebas.
Por eso yo les confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí.
Y en mi Reino, ustedes comerán y beberán en mi mesa, y se sentarán sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo,
pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos".
"Señor, le dijo Pedro, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte".
Pero Jesús replicó: "Yo te aseguro, Pedro, que hoy, antes que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces".
Después les dijo: "Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalia, ¿les faltó alguna cosa?".
"Nada", respondieron. El agregó: "Pero ahora el que tenga una bolsa, que la lleve; el que tenga una alforja, que la lleve también; y el que no tenga espada, que venda su manto para comprar una.
Porque les aseguro que debe cumplirse en mí esta palabra de la Escritura: Fue contado entre los malhechores. Ya llega a su fin todo lo que se refiere a mí".
"Señor, le dijeron, aquí hay dos espadas". El les respondió: "Basta".
En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus discípulos.
Cuando llegaron, les dijo: "Oren, para no caer en la tentación".
Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba:
"Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya".
Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba.
En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo.
Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los encontró adormecidos por la tristeza.
Jesús les dijo: "¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación".
Todavía estaba hablando, cuando llegó una multitud encabezada por el que se llamaba Judas, uno de los Doce. Este se acercó a Jesús para besarlo.
Jesús le dijo: "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?".
Los que estaban con Jesús, viendo lo que iba a suceder, le preguntaron: "Señor, ¿usamos la espada?".
Y uno de ellos hirió con su espada al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha.
Pero Jesús dijo: "Dejen, ya está". Y tocándole la oreja, lo curó.
Después dijo a los sumos sacerdotes, a los jefes de la guardia del Templo y a los ancianos que habían venido a arrestarlo: "¿Soy acaso un ladrón para que vengan con espadas y palos?
Todos los días estaba con ustedes en el Templo y no me arrestaron. Pero esta es la hora de ustedes y el poder de las tinieblas".
Después de arrestarlo, lo condujeron a la casa del Sumo Sacerdote. Pedro lo seguía de lejos.
Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor de él y Pedro se sentó entre ellos.
Una sirvienta que lo vio junto al fuego, lo miró fijamente y dijo: "Este también estaba con él".
Pedro lo negó, diciendo: "Mujer, no lo conozco".
Poco después, otro lo vio y dijo: "Tú también eres uno de aquellos". Pero Pedro respondió: "No, hombre, no lo soy".
Alrededor de una hora más tarde, otro insistió, diciendo: "No hay duda de que este hombre estaba con él; además, él también es galileo".
"Hombre, dijo Pedro, no sé lo que dices". En ese momento, cuando todavía estaba hablando, cantó el gallo.
El Señor, dándose vuelta, miró a Pedro. Este recordó las palabras que el Señor le había dicho: "Hoy, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces".
Y saliendo afuera, lloró amargamente.
Los hombres que custodiaban a Jesús lo ultrajaban y lo golpeaban;
y tapándole el rostro, le decían: "Profetiza, ¿quién te golpeó?".
Y proferían contra él toda clase de insultos.
Cuando amaneció, se reunió el Consejo de los ancianos del pueblo, junto con los sumos sacerdotes y los escribas. Llevaron a Jesús ante el tribunal
y le dijeron: "Dinos si eres el Mesías". El les dijo: "Si yo les respondo, ustedes no me creerán,
y si los interrogo, no me responderán.
Pero en adelante, el Hijo del hombre se sentará a la derecha de Dios todopoderoso".
Todos preguntaron: "¿Entonces eres el Hijo de Dios?". Jesús respondió: "Tienen razón, yo lo soy".
Ellos dijeron: "¿Acaso necesitamos otro testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca".
Después se levantó toda la asamblea y lo llevaron ante Pilato.
Y comenzaron a acusarlo, diciendo: "Hemos encontrado a este hombre incitando a nuestro pueblo a la rebelión, impidiéndole pagar los impuestos al Emperador y pretendiendo ser el rey Mesías".
Pilato lo interrogó, diciendo: "¿Eres tú el rey de los judíos?". "Tú lo dices", le respondió Jesús.
Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la multitud: "No encuentro en este hombre ningún motivo de condena".
Pero ellos insistían: "Subleva al pueblo con su enseñanza en toda la Judea. Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí".
Al oír esto, Pilato preguntó si ese hombre era galileo.
Y habiéndose asegurado de que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo envió. En esos días, también Herodes se encontraba en Jerusalén.
Herodes se alegró mucho al ver a Jesús. Hacía tiempo que deseaba verlo, por lo que había oído decir de él, y esperaba que hiciera algún prodigio en su presencia.
Le hizo muchas preguntas, pero Jesús no le respondió nada.
Entre tanto, los sumos sacerdotes y los escribas estaban allí y lo acusaban con vehemencia.
Herodes y sus guardias, después de tratarlo con desprecio y ponerlo en ridículo, lo cubrieron con un magnífico manto y lo enviaron de nuevo a Pilato.
Y ese mismo día, Herodes y Pilato, que estaban enemistados, se hicieron amigos.
Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo,
y les dijo: "Ustedes me han traído a este hombre, acusándolo de incitar al pueblo a la rebelión. Pero yo lo interrogué delante de ustedes y no encontré ningún motivo de condena en los cargos de que lo acusan;
ni tampoco Herodes, ya que él lo ha devuelto a este tribunal. Como ven, este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte.
Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad".

Pero la multitud comenzó a gritar: "¡Qué muera este hombre! ¡Suéltanos a Barrabás!".
A Barrabás lo habían encarcelado por una sedición que tuvo lugar en la ciudad y por homicidio.
Pilato volvió a dirigirles la palabra con la intención de poner en libertad a Jesús.
Pero ellos seguían gritando: "¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!".
Por tercera vez les dijo: "¿Qué mal ha hecho este hombre? No encuentro en él nada que merezca la muerte. Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad".
Pero ellos insistían a gritos, reclamando que fuera crucificado, y el griterío se hacía cada vez más violento.
Al fin, Pilato resolvió acceder al pedido del pueblo.
Dejó en libertad al que ellos pedían, al que había sido encarcelado por sedición y homicidio, y a Jesús lo entregó al arbitrio de ellos.
Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús.
Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él.
Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: "¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos.
Porque se acerca el tiempo en que se dirá: ¡Felices las estériles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron!
Entonces se dirá a las montañas: ¡Caigan sobre nosotros!, y a los cerros: ¡Sepúltennos!
Porque si así tratan a la leña verde, ¿qué será de la leña seca?".
Con él llevaban también a otros dos malhechores, para ser ejecutados.
Cuando llegaron al lugar llamado "del Cráneo", lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
Jesús decía: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos.
El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!".
También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre,
le decían: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!".
Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos".
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros".
Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él?
Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo".
Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino".
El le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso".
Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde.
El velo del Templo se rasgó por el medio.
Jesús, con un grito, exclamó: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Y diciendo esto, expiró.
Cuando el centurión vio lo que había pasado, alabó a Dios, exclamando: "Realmente este hombre era un justo".
Y la multitud que se había reunido para contemplar el espectáculo, al ver lo sucedido, regresaba golpeándose el pecho.
Todos sus amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a distancia, contemplando lo sucedido.
Llegó entonces un miembro del Consejo, llamado José, hombre recto y justo,
que había disentido con las decisiones y actitudes de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios.
Fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.
Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro cavado en la roca, donde nadie había sido sepultado.
Era el día de la Preparación, y ya comenzaba el sábado.
Las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús siguieron a José, observaron el sepulcro y vieron cómo había sido sepultado.
Después regresaron y prepararon los bálsamos y perfumes, pero el sábado observaron el descanso que prescribía la Ley.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

sábado, 27 de marzo de 2010

Las Escuelas Arquidiocesanas de Maracaibo

"Las escuelas arquidiocesanas son centros educativos de carácter evangelizador, insertados en la comunidad, que funcionan apreciando los valores humanos, sin distinción de ninguna clase, respetando a la persona y contribuyendo al desarrollo de Venezuela y del Estado Zulia. La educación es la respuesta concreta a los problemas de nuestra patria; la articulación entre escuela, familia y sociedad, constituyen la base del desarrollo de nuevos ciudadanos y ciudadanas, conocedores de sus deberes y derechos. Las escuelas arquidiocesanas de Maracaibo, fundadas desde 1970 por Monseñor Domingo Roa Pérez, atiende las comunidades de escasos recursos y donde el estado no tiene alcance".

Las Escuelas Arquidiocesanas son organizaciones de producción educativa, sociales y comunitarias que funcionan apreciando sus creencias y valores, en especial los valores cristianos-humanos en lo individual y en lo comunitario.

Así se llaman las Escuelas Católicas, que fomenta directamente la curia y que se han de convertir en Escuelas Parroquiales donde las circunstancias lo permitan. No obstante el trabajo que significa la conducción de la Arquidiócesis, con un clero tan reducido y sobrecargado de trabajo, donde hay que multiplicarse constantemente para atender las urgencias pastorales, el Arzobispado ha tomado bajo su responsabilidad inmediata esta iniciativa con el ánimo de hacer de ellas una verdadera institución de carácter apostólico fundamental, porque según lo expresa la Sagrada Consagración para la Educación Católica “la Escuela es verdaderamente un lugar privilegiado de promoción integral mediante un encuentro vivo y vital con el patrimonio cultural ” ( La Escuelas Católica N°. 26).

Estas Escuelas como todas las que llevan el nombre de católica, tienen una doble vertiente: la formación integrar de personas tal como deben ser y como deben portarse en esta vida terrena para conseguir el fin sublime para el cual fueron creadas: la salvación eterna; y colaborar con el Estado Venezolano en la obra de la educación que, por su importancia, constituye una auténtica empresa nacional, que supera ya por su magnitud las posibilidades presupuestarias y de reducidos grupos particulares. Exige en realidad, la participación de todos en el ámbito de su acción, y la de la Iglesia. Madre y Maestra, es incomparablemente valiosa por su vocación y eficacia en la materia.

Como toda Escuela, y más que ninguna otra, nos dice la Sagrada Congregación, las Escuelas Católica debe convertirse en comunidad que tienda a la transmisión de los auténticos valores intelectuales, morales, religiosos y cívicos, que capaciten al alumno para ser un ciudadano cabal y un verdadero patriota, precisamente por su condición de cristiano.


Para nosotros, los hijos de la Iglesia , la Escuela Católicas es realmente un campo de alto valor apostólico, quizá el más perfecto por su organización, estabilidad y especificidad que además se refleja poderosamente en la comunidad, pues cada niño es, en cierta manera, un portador indirecto de palabra y de obra de un mensaje recibido en la Escuela.

Nosotros tratamos de hacer una verdadera comunidad entre Escuela Católicas, Docentes, Padres de familia y despertar en toda su extensión y responsabilidad la participación de los Representantes en la marcha y eficacia de la Escuelas. Por desgracia, en la Escuela gratuita, ordinariamente no cuenta la presencia actuante de los Padres de Familia.

Deseamos y buscamos ardientemente que la Escuela sea realmente una prolongación y complemento del hogar, al cual nos proponemos servir con sinceridad, por encima de banderías políticas e intereses de grupo, que dividen y anarquizan.


Para nosotros, digo los Pastores Católicos que se guían por las normas de la pedagogía propia de la Iglesia de Cristo, la Escuela es como un templo, sin distinciones, y donde se procede con todo respeto y cuidado a objeto de que el ambiente sea favorable a la gran abra de la formación de los niños que se educan en estos planteles.

Siempre he inculcado a la Dirección Personal Docente y Administrativo de las Escuelas Arquidiocesanas, y así lo predico a todo centro educacional, que en los planteles debe reinar el orden, la disciplina y el respeto como en un lugar sagrado. Algún autor, entendido en materia de educación, ha llegado a afirmar que si la Escuela en general no es a manera de templo, por su respetabilidad, puede convertirse en guarida.

Estas Escuelas Arquidiocesanas, fundadas con el propósito de impartir el beneficio inmenso de la educación cristiana gratuita a las clases humildes, tienen muy presente la sabia apreciación de la Sagrada Congregación de las ventajas que ofrece un apostolado comunitario en el campo educativo. En alguna forma se buscará que también los niños con dotes de servicio y piedad sean como guías de los demás compañeritos, a quienes ayudarán con su ejemplo y trabajo en la dura labor de la formación del nuevo hombre y mujer.

Además de las Escuelas, el plan Arquidiocesano de educación comprende templo, residencia de las Religiosas, que llevan la Dirección y están plenamente incorporadas a la barriada, pequeños talleres, ya a punto de empezar, para iniciar a los alumnos en el aprendizaje de algún oficio.

Y con la ayuda de Dios esperamos instalar algunos Dispensarios para primeros auxilios.

Escuelas y Dispensario serán conjuntamente centros de formación también sanitaria en orden a entrenar a los niños en la defensa de su salud.

Dios y la patria, la vida presente y la futura, la ciencia y la honradez, el espíritu de fraternidad y de convivencia, la estima de su propia dignidad y el respeto a los derechos sagrados de los demás son los dones que nos proponemos en el alumnado, la Iglesia y el Personal que trabaja en estas Escuelas.

Y “como enseñando se aprende” según el viejo adagio latino, tenemos la convicción de que el Personal Directivo y el de los diversos servicios de las Escuelas Arquidiocesanas se tecnificará en el ejercicio de una tan noble tarea, a los cuales con todo nuestro esfuerzo, nos proponemos mantener a la altura que les corresponde.

Estamos planeando realizar encuentros, cursos y actividades que le permitan al Personal Docente reflexionar sobre su misión y aquilatar sus conocimientos.

ASPECTO ECONÓMICO

Estas Escuelas Arquidiocesanas son totalmente gratuitas. Para atender a la ingente inversión que representa su funcionamiento se llegó a un arreglo con el Ejecutivo Regional, que ha sido sumamente comprensivo y, digamos, ha sabido valorar el aporte de estos Planteles a la causa de la educación.

Y consiste en lo siguiente:

La Arquidiócesis, con la contribución de Empresas, Personas particulares y sus propios aportes, construye locales sencillos, los dota y mantiene.

El Ejecutivo paga el Personal Directivo, Docente, Administrativo y de Obreros, con las respectivas prestaciones sociales. En este aspecto, también la Arquidiócesis participa pagando algunos empleados.

El Personal es seleccionado por la Arquidiócesis con el cual firma un contrato relativo al manejo interno, ya que estas Escuelas, como queda dicho, se rigen por la filosofía cristiana, que no sólo da una formación religiosa y moral acorde con los principios del Evangelio sino que también se esmera en lograr un buen rendimiento intelectual.

Una Coordinadora de la Arquidiócesis con Oficina en la Curia sirve de enlace entre ésta y las Oficinas y Autoridades gubernamentales, y colabora con la Dirección de los Planteles en la solución de los diversos asuntos que se presentan. Lo relativo al movimiento del Personal también a su cargo, como es la selección, cambios, permisos, etc.

Las Escuelas Arquidiocesanas, los Talleres y los Dispensarios se encaminan hacia la promoción del hombre integral realzando los valores humanos a la luz y con la fuerza de la fe católica.

NORMAS GENERALES

Con el propósito de concretar acciones comunes para obtener los grandes objetivos de las Escuelas Arquidiocesanas animadas por la filosofía de toda Escuela Católica, según se viene expresando, se establecen algunas normas generales, que pueden ser enriquecidas de acuerdo con las circunstancias:
1) Estas Escuelas ordinariamente imparten educación a niños de barriadas humildes, hijos de hogares pobres, que no tienen tiempo que perder, por ello se aprovechará el horario escolar de manera escrupulosa y con gran sentido de responsabilidad.
2) Siendo la escuela como una gran familia, en la cual la unión y la mutua ayuda son factores determinantes para la buena marcha y el bienestar de todos, hemos luchado abiertamente para alejar la política de partido de los planteles Arquidiocesano, porque entorpece de manera increíble la delicadísima labor formativa. Esos quehaceres, que tienen su importancia, han de quedar reservados para los comités y los centros propios de sus actividades. Como en los templos, a nadie se le pregunta a que partido pertenece. Rechazamos, por supuesto, el materialismo en todas sus formas y exigimos rectitud moral en alumnos y todo el Personal

En cambio esforzamos por sembrar en los alumnos un gran amor a la Patria, a la Religión y a la propia Ciudad y Vecindarios, lo que sé a de traducir en un comportamiento ejemplar y en espíritu de trabajo y de buenas obras.
3) Siendo la Escuelas Católicas un lugar privilegiado para la evangelización se procurará que en ella se cumpla con esmerado esfuerzo la altísima finalidad de formar cristianamente a los alumnos que estudian en ellas.
Para ello, valiéndose de las disposiciones legales existentes, se impartirá la enseñanza del catecismo dos horas a la semana dentro del horario escolar y de conformidad con la indicaciones de la gran Encíclica Evangelii Nuntiandi, es decir, de manera sistemática y progresiva, de tal forma que, al terminar el alumno su Primaria haya recibido los conocimientos básicos de la doctrina Católica.
4) La formación cristiana no consiste únicamente en el aprendizaje. Es preciso llevar al alumno a la práctica. De allí que se han de preparar cuidadosamente las Primeras Comuniones, la Confirmación y orientar a los alumnos a los ejercicios religiosos como la oración, la asistencia a la Misa, la recepción de los Sacramentos de Penitencia y Eucaristía y al cumplimiento del deber del propio estado.
5) Y, además, es preciso organizar pequeños grupos de apostolado y de actividad ciudadana con los alumnos para ejercitarlos en las virtudes cristianas y de convivencia social. Tales grupos ayudarán mucho en la formación a sus compañeros de estudios.

CONCLUSION

La Arquidiócesis espera que Autoridades Nacionales y del Estado, las Empresas, las personas de dinero y el católico en general sepan valorar cada vez más el esfuerzo que representa el funcionamiento de estas Escuelas, como en general la Escuela Católica, y les presten su debida y eficaz colaboración en proporcionado aumento.

Agradezco de todo corazón a las Religiosas que trabajan en estas Escuelas con tanto sacrificio e ilusión, a sus respectivas congregaciones, y les animo a continuar y ampliar su radio de acción y me permito transmitirles la consideración de la Sagrada Congregación cuando dice: “es necesario revisar ciertas motivaciones aducidas contra la enseñanza. Se escogen un apostolado llamado “más directo”, olvidando la excelencia y el valor apostólico de la actividad educativa de las Escuelas”. (Id. No.78).

Y por el hecho de que las hermanas normalmente viven al lado de los planteles e integradas a la comunidad, constituyen un centro de irradiación permanente, difícilmente superable por otra actividad apostólica.

A los Maestro que prestan sus servicios en estos Planteles los estima la Iglesia como sus colaboradores, a quienes trata de estimular, ayudar y hacerles conscientes de su altísima misión. De ellos espera mucho y está segura de que formarán una gran Familia con los Alumnos de sus Planteles, con los Padres y Representantes. Y así, dando recibirán también, porque la Escuela será siempre un ambiente de alta elevación moral y religiosa.

Al trazar estas líneas sobre la filosofía y finalidades de las Escuelas Arquidiocesanas, y así es o debe ser toda Escuelas Católica, animo igualmente a las Congregaciones y Personas que se dedican a la formación cristiana de la juventud en sus respectivos Planteles. Su tarea es de grandísimo valor. E invito a los Señores Párrocos a que vayan buscando la forma de crear este tipo de Escuelas, que serán realmente un poderoso medio de apostolado para sus Feligresías. Dichosa la Parroquia que logra tener una Escuela Católica bien atendida al lado su de templo.

Al recomendar vivamente la Escuela Católica la Sagrada Congregación no pretende disminuir en nada el valor del testimonio y la labor realizada por tantos educadores, sino urgirles a los católicos y en concreto a los Pastores que presten a la sociedad y a la Iglesia la colaboración que es propia de estos Institutos. Y nos invita a los Obispos a que desarrollemos los principios que inspiran a la Escuela Católica y los traduzcamos en programas concretos, lo que precisamente pretendo hacer animando con la palabra y el ejemplo a los educadores católicos, religiosos y seglares de la Arquidiócesis.

Mons. Domingo Roa Pérez.


Arzobispo de Maracaibo.

viernes, 26 de marzo de 2010

miércoles, 24 de marzo de 2010

INVITACIÒN A LA CELEBRACIÒN DEL CENTENARIO CONGREGACIONAL




Queremos invitarles a la eucarística que se celebrará mañana jueves 25 de marzo en las instalaciones de la U.E.A. MONS. RAFAEL ARIAS BLANCO, situada en el Barrio el Gaitero, con motivo del Centenario de la Congregación de las Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento.

Ojala todos los ex-alumnos y ex- alumnas puedan participar y acompañar al colegio en esta importante celebración.

Les esperamos a todos en la Capilla Santisimo Sacramento de la Escuela a las 8 a.m.

Un abrazo y que Dios les bendiga....:)

martes, 23 de marzo de 2010

lunes, 22 de marzo de 2010

Escuelas Arquidiocesanas: La obra de un gran Obispo PDF Imprimir E-mail
Jueves, 07 de Enero de 2010 11:09





Establecer escuelas católicas para los niños pobres. Ese fue el proyecto de monseñor Roa. Así se ha continuado en el tiempo. Desde siempre, grandes necesidades han acompañado y todavía acompañan este trabajo.





Monseñor Domingo Roa Pérez es gratamente recordado como el Obispo andino que vino dispuesto a sembrarse en el Zulia. Esa fue su intención, declarada en sus primeras palabras como Obispo del Zulia el 13 de marzo de 1961, "..desde hoy el Zulia será el objeto de mis permanentes desvelos". Con su apariencia, tímida y reservada, de hombre recién bajado de la montaña fue penetrándose en el tejido de esta cultura zuliana y maracaibera. Hombre amante y defensor de la democracia y de la libertad que llegaba al Zulia a pocos meses de haberse aprobado una nueva Constitución de la República de Venezuela. En esta tierra emprendería sus más grandes proyectos.

Rápidamente se convirtió en abanderado por la defensa de la dignidad humana, por la protección de la familia, por el progreso integral de la región y por la reivindicación de la región zuliana ante el centralismo caraqueño.

Siendo un convencido que el anuncio del Evangelio estaba destinado no solamente a los que van a los templos, sino a todos y en todas partes, valoraba la utilización de los modernos medios de comunicación social. Con este propósito, fortaleció la emisora de Radio La Voz de la Fe y el Diario La Columna, y promovió la creación del Canal 11 del Zulia, con sus extensiones en Lara y Carabobo; y estimuló el nacimiento de las emisoras de Radio NC Estéreo y Lumen 2000. Al momento de entregar la Arquidiócesis de Maracaibo, en 1993, dejaba en pleno funcionamiento un periódico de circulación diaria con 69 años de existencia, tres emisoras de radio y una red de televisoras regionales.

Durante sus 32 años de episcopado en el Zulia promovió la creación de una nueva Diócesis, creó 26 parroquias eclesiásticas, construyó 60 templos, ordenó más de 40 sacerdotes zulianos. Promovió a 5 sacerdotes del clero maracaibero para que fueran elevados a la dignidad episcopal para trabajar al frente de diócesis como Cumaná, San Carlos de Cojedes, Valencia, Cabimas, Barinas.

Como Obispo y ciudadano demócrata se preocupaba constantemente por Venezuela y por América Latina. Así lo manifestaba en sus Cartas Pastorales ante los diversos problemas del país, y en su trabajo como Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana. Igual preocupación tenía por ser solidario con los Obispos perseguidos o en peligro. Siempre estuvo al lado del Cardenal Obando en Managua, a quien ayudaba espiritualmente y con sus frecuentes visitas, como también procuraba estar cercano al mártir de la fe latinoamericana Mons. Oscar Romero en El Salvador.

Incansablemente predicaba sobre los peligros del ateísmo y el progreso de las doctrinas marxistas en América Latina y en el mundo, En 1963 publicó una Carta Pastoral en la que advertía sobre los peligros del comunismo para Venezuela, y decía: “Todavía es tiempo de evitar la catástrofe de otros países que fueron dominados por el comunismo, cuya astucia, maldad y espíritu diabólico, no se ponderará y pondrá al descubierto en su auténtica realidad. Como la enfermedad, solamente los que han sufrido podrían apreciarlo.” Cuánta razón tenía en sus reflexiones y en sus advertencias.

Educación para los más pobres
El 07 de enero de 1969, después de las celebraciones navideñas, Mons. Roa Pérez comenzaba a poner por obra la palabra comprometida a su llegada al Zulia: “Multiplicaremos nuestros esfuerzos y diligencias a fin de que llegue a más niños y jóvenes el beneficio inestimable de la educación”.

En territorios del sur de Maracaibo, en terrenos ocupados por el urbanismo desordenado, nacía la Escuela Arquidiocesana Madre Laura. Una construcción modesta con techos de zinc, unas aulas construidas con aportes de empresarios amigos y una humilde vivienda para las religiosas venidas de Colombia. Era la primera de las muchas instituciones educativas que nacerían de las manos de este Obispo profundamente enamorado de la educación.

Sus palabras, el 1 de abril del año 1981 con motivo de recibir la Orden Andrés Bello, revelan los orígenes de su Proyecto Educativo: “Al llegar a Maracaibo tuve la enorme alegría de ver que la iglesia contaba con varios colegios católicos…, para la educación de la clase media y alta, pero en cambio, los marginados y las clases humildes, no tenían ese privilegio. Yo me propuse ampliar ese radio de acción creando más escuelas para las zonas marginales con el objeto de multiplicar el beneficio inestimable de la educación cristiana, …sólo Dios sabe los caminos recorridos en este programa, las fatigas y las copas amargas apuradas para darles nuevos centros de formación cristiana gratuita a los niños pobres de la Arquidiócesis.”

Proseguía monseñor Roa en el mismo Discurso: “Con este plan estamos haciendo una obra de Patria y de Iglesia y en ella se unen muchas fuerzas para realizar el bien: El ejecutivo Regional, las abnegadas Religiosas, los maestros y maestras, las instituciones privadas y personas. Las Escuelas son centro de convergencia y un aporte sincero y leal en el gran compromiso de la educación. La Iglesia al abrir escuelas no pretende suplantar a nadie, sólo se propone ayudar y contribuir en la formación del hombre integral, del nuevo venezolano.”

Un Proyecto cumplido
Con el paso del tiempo y a lo largo de estos cuarenta años han continuando esparciéndose las Escuelas Arquidiocesanas por el territorio del Estado Zulia. Son veintinueve Escuelas, presentes en cinco Municipios del Estado Zulia. Trece en Maracaibo, diez en San Francisco, tres en Páez, dos en Mara y una en La Cañada de Urdaneta.

Abarcan desde la etapa inicial de la educación hasta llegar al final de la educación media diversificada y profesional. Veinte mil alumnos, mil quinientos empleados, veinte y un mil egresados. Estos son los que directamente hacen posible este proyecto educativo con su presencia, estudio y diario trabajo.

Grandes necesidades
Establecer escuelas católicas para los niños pobres. Ese fue el proyecto de monseñor Roa. Así se ha continuado en el tiempo. Desde siempre, grandes necesidades han acompañado y todavía acompañan este trabajo.

El Ejecutivo del Estado, el Ministerio de Educación, la Asociación Venezolana de Educación Católica son los entes que con su apoyo y contribución han hecho posible el sostenimiento de esta obra educativa. Lamentablemente estos aportes ya no son suficientes. Los recortes presupuestarios, producidos por las crisis económicas del país, ponen en peligro la estabilidad de estas Escuelas y frenan el crecimiento y la expansión de una gran obra.

En la actualidad confrontan un gran déficit en su presupuesto, que solamente durante el año 2009 alcanza los once millones de bolívares fuertes. Este déficit representa que los sueldos de los empleados no han podido ser actualizados durante los últimos dos años, que el bono de alimentación no ha sido actualizado, que no se puede clasificar a los docentes según sus cualificaciones profesionales, que no se cuente con la seguridad para cancelación de beneficios como vacaciones y bonos de fin de año. La Arquidiócesis de Maracaibo no tiene recursos para responder a esta cruda realidad. En las actuales circunstancias se hace difícil conseguir que estas cantidades puedan provenir únicamente del presupuesto oficial.

El funcionamiento de estas instituciones no puede seguir dependiendo únicamente de los recursos del Estado, por ello se hace necesario apelar al sentido de responsabilidad social y de compromiso cristiano que siempre han caracterizado a los hombres y mujeres del Zulia.

Junto a representantes del empresariado zuliano, la Arquidiócesis de Maracaibo está emprendiendo la tarea de recolectar los recursos necesarios para atender todo lo relacionado con el bono de fin de año del personal que trabajan en estas Escuelas. Este compromiso asciende a tres millones de bolívares fuertes. Puede parecer grande la cantidad, pero se hace pequeña ante la generosidad de los zulianos.

El Arzobispo de Maracaibo, monseñor Ubaldo Santana, junto a todos los que trabajan en las Escuelas Arquidiocesanas confían que la grandeza de los zulianos seguirá acompañando y respaldando el trabajo educativo que la Iglesia realiza para preparar a las jóvenes generaciones. Ellos han de ser los constructores de un futuro mejor para el Zulia y para Venezuela.

Con la finalidad de recibir los aportes de las personas e instituciones de buena voluntad, se ha dispuesto la cuenta corriente 0134-0081-470813130858, a nombre de la Asociación Civil Escuelas Arquidiocesanas en Banesco.

El 1 de enero de 2.010 se recordó el décimo aniversario del fallecimiento de monseñor Domingo Roa Pérez. Es justo y oportuno pensar que el mejor homenaje que se puede ofrecer en su memoria es el de permitir que la obra iniciada por él se perpetúe en la historia del Zulia.

Que la Virgen de Chiquinquirá, Patrona del Zulia, en la celebración de los 300 años de su milagrosa presencia, bendiga esta obra educativa y toque los corazones de todos los zulianos y zulianas de buena voluntad, para que hagan posible su continuación en el tiempo y sigan dando abundantes frutos al Zulia y a Venezuela entera.

Es necesario desear que se hagan realidad las palabras de monseñor Roa: “Cada Escuela debe ser un templo a la sabiduría y a la grandeza del hombre como persona e hijo de Dios”.


Pbro. Eduardo Ortigoza
Arquidiócesis de Maracaibo


domingo, 21 de marzo de 2010

EL EVANGELIO DEL DIA DOMINGO



V Domingo de Cuaresma

Hoy la Iglesia celebra : San Nicolás de Flüe, Santa María Francisca, Santa Benedetta Cambiagio Frassinello , San Agustín Zhao Rong, , Advocación Mariana: Nuestra Señora de Bruges

Lecturas

Leer el comentario del Evangelio por : Juan Pablo II
«Tampoco yo te condeno»

Evangelio según San Juan 8,1-11.
Jesús fue al monte de los Olivos.
Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles.
Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos,
dijeron a Jesús: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?".
Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.
Como insistían, se enderezó y les dijo: "El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra".
E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.
Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí,
e incorporándose, le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?".
Ella le respondió: "Nadie, Señor". "Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante".

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.





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jueves, 18 de marzo de 2010

martes, 16 de marzo de 2010

lunes, 15 de marzo de 2010

domingo, 14 de marzo de 2010


INFORMACIÒN SOBRE LAS ESCUELAS ARQUIDIOCESANAS:

Estas Escuelas como todas las que llevan el nombre de católica, tienen una doble vertiente: la formación integrar de personas tal como deben ser y como deben portarse en esta vida terrena para conseguir el fin sublime para el cual fueron creadas: la salvación eterna; y colaborar con el Estado Venezolano en la obra de la educación que, por su importancia, constituye una auténtica empresa nacional, que supera ya por su magnitud las posibilidades presupuestarias y de reducidos grupos particulares. Exige en realidad, la participación de todos en el ámbito de su acción, y la de la Iglesia. Madre y Maestra, es incomparablemente valiosa por su vocación y eficacia en la materia.

Como toda Escuela, y más que ninguna otra, nos dice la Sagrada Congregación, las Escuelas Católica debe convertirse en comunidad que tienda a la transmisión de los auténticos valores intelectuales, morales, religiosos y cívicos, que capaciten al alumno para ser un ciudadano cabal y un verdadero patriota, precisamente por su condición de cristiano.


Para nosotros, los hijos de la Iglesia , la Escuela Católicas es realmente un campo de alto valor apostólico, quizá el más perfecto por su organización, estabilidad y especificidad que además se refleja poderosamente en la comunidad, pues cada niño es, en cierta manera, un portador indirecto de palabra y de obra de un mensaje recibido en la Escuela.


Nosotros tratamos de hacer una verdadera comunidad entre Escuela Católicas, Docentes, Padres de familia y despertar en toda su extensión y responsabilidad la participación de los Representantes en la marcha y eficacia de la Escuelas. Por desgracia, en la Escuela gratuita, ordinariamente no cuenta la presencia actuante de los Padres de Familia.



Deseamos y buscamos ardientemente que la Escuela sea realmente una prolongación y complemento del hogar, al cual nos proponemos servir con sinceridad, por encima de banderías políticas e intereses de grupo, que dividen y anarquizan.


Para nosotros, digo los Pastores Católicos que se guían por las normas de la pedagogía propia de la Iglesia de Cristo, la Escuela es como un templo, sin distinciones, y donde se procede con todo respeto y cuidado a objeto de que el ambiente sea favorable a la gran abra de la formación de los niños que se educan en estos planteles.


Siempre he inculcado a la Dirección Personal Docente y Administrativo de las Escuelas Arquidiocesanas, y así lo predico a todo centro educacional, que en los planteles debe reinar el orden, la disciplina y el respeto como en un lugar sagrado. Algún autor, entendido en materia de educación, ha llegado a afirmar que si la Escuela en general no es a manera de templo, por su respetabilidad, puede convertirse en guarida.


Estas Escuelas Arquidiocesanas, fundadas con el propósito de impartir el beneficio inmenso de la educación cristiana gratuita a las clases humildes, tienen muy presente la sabia apreciación de la Sagrada Congregación de las ventajas que ofrece un apostolado comunitario en el campo educativo. En alguna forma se buscará que también los niños con dotes de servicio y piedad sean como guías de los demás compañeritos, a quienes ayudarán con su ejemplo y trabajo en la dura labor de la formación del nuevo hombre y mujer.


Además de las Escuelas, el plan Arquidiocesano de educación comprende templo, residencia de las Religiosas, que llevan la Dirección y están plenamente incorporadas a la barriada, pequeños talleres, ya a punto de empezar, para iniciar a los alumnos en el aprendizaje de algún oficio.

Y con la ayuda de Dios esperamos instalar algunos Dispensarios para primeros auxilios.

Escuelas y Dispensario serán conjuntamente centros de formación también sanitaria en orden a entrenar a los niños en la defensa de su salud.

Dios y la patria, la vida presente y la futura, la ciencia y la honradez, el espíritu de fraternidad y de convivencia, la estima de su propia dignidad y el respeto a los derechos sagrados de los demás son los dones que nos proponemos en el alumnado, la Iglesia y el Personal que trabaja en estas Escuelas.

Y “como enseñando se aprende” según el viejo adagio latino, tenemos la convicción de que el Personal Directivo y el de los diversos servicios de las Escuelas Arquidiocesanas se tecnificará en el ejercicio de una tan noble tarea, a los cuales con todo nuestro esfuerzo, nos proponemos mantener a la altura que les corresponde.

Estamos planeando realizar encuentros, cursos y actividades que le permitan al Personal Docente reflexionar sobre su misión y aquilatar sus conocimientos.

ASPECTO ECONÓMICO

Estas Escuelas Arquidiocesanas son totalmente gratuitas. Para atender a la ingente inversión que representa su funcionamiento se llegó a un arreglo con el Ejecutivo Regional, que ha sido sumamente comprensivo y, digamos, ha sabido valorar el aporte de estos Planteles a la causa de la educación.

Y consiste en lo siguiente:


La Arquidiócesis, con la contribución de Empresas, Personas particulares y sus propios aportes, construye locales sencillos, los dota y mantiene.

El Ejecutivo paga el Personal Directivo, Docente, Administrativo y de Obreros, con las respectivas prestaciones sociales. En este aspecto, también la Arquidiócesis participa pagando algunos empleados.


El Personal es seleccionado por la Arquidiócesis con el cual firma un contrato relativo al manejo interno, ya que estas Escuelas, como queda dicho, se rigen por la filosofía cristiana, que no sólo da una formación religiosa y moral acorde con los principios del Evangelio sino que también se esmera en lograr un buen rendimiento intelectual.


Una Coordinadora de la Arquidiócesis con Oficina en la Curia sirve de enlace entre ésta y las Oficinas y Autoridades gubernamentales, y colabora con la Dirección de los Planteles en la solución de los diversos asuntos que se presentan. Lo relativo al movimiento del Personal también a su cargo, como es la selección, cambios, permisos, etc.


Las Escuelas Arquidiocesanas, los Talleres y los Dispensarios se encaminan hacia la promoción del hombre integral realzando los valores humanos a la luz y con la fuerza de la fe católica.

NORMAS GENERALES

Con el propósito de concretar acciones comunes para obtener los grandes objetivos de las Escuelas Arquidiocesanas animadas por la filosofía de toda Escuela Católica, según se viene expresando, se establecen algunas normas generales, que pueden ser enriquecidas de acuerdo con las circunstancias:
1) Estas Escuelas ordinariamente imparten educación a niños de barriadas humildes, hijos de hogares pobres, que no tienen tiempo que perder, por ello se aprovechará el horario escolar de manera escrupulosa y con gran sentido de responsabilidad.
2) Siendo la escuela como una gran familia, en la cual la unión y la mutua ayuda son factores determinantes para la buena marcha y el bienestar de todos, hemos luchado abiertamente para alejar la política de partido de los planteles Arquidiocesano, porque entorpece de manera increíble la delicadísima labor formativa. Esos quehaceres, que tienen su importancia, han de quedar reservados para los comités y los centros propios de sus actividades. Como en los templos, a nadie se le pregunta a que partido pertenece. Rechazamos, por supuesto, el materialismo en todas sus formas y exigimos rectitud moral en alumnos y todo el Personal

En cambio esforzamos por sembrar en los alumnos un gran amor a la Patria, a la Religión y a la propia Ciudad y Vecindarios, lo que sé a de traducir en un comportamiento ejemplar y en espíritu de trabajo y de buenas obras.
3) Siendo la Escuelas Católicas un lugar privilegiado para la evangelización se procurará que en ella se cumpla con esmerado esfuerzo la altísima finalidad de formar cristianamente a los alumnos que estudian en ellas.
Para ello, valiéndose de las disposiciones legales existentes, se impartirá la enseñanza del catecismo dos horas a la semana dentro del horario escolar y de conformidad con la indicaciones de la gran Encíclica Evangelii Nuntiandi, es decir, de manera sistemática y progresiva, de tal forma que, al terminar el alumno su Primaria haya recibido los conocimientos básicos de la doctrina Católica.
4) La formación cristiana no consiste únicamente en el aprendizaje. Es preciso llevar al alumno a la práctica. De allí que se han de preparar cuidadosamente las Primeras Comuniones, la Confirmación y orientar a los alumnos a los ejercicios religiosos como la oración, la asistencia a la Misa, la recepción de los Sacramentos de Penitencia y Eucaristía y al cumplimiento del deber del propio estado.
5) Y, además, es preciso organizar pequeños grupos de apostolado y de actividad ciudadana con los alumnos para ejercitarlos en las virtudes cristianas y de convivencia social. Tales grupos ayudarán mucho en la formación a sus compañeros de estudios.



CONCLUSION

La Arquidiócesis espera que Autoridades Nacionales y del Estado, las Empresas, las personas de dinero y el católico en general sepan valorar cada vez más el esfuerzo que representa el funcionamiento de estas Escuelas, como en general la Escuela Católica, y les presten su debida y eficaz colaboración en proporcionado aumento.

Agradezco de todo corazón a las Religiosas que trabajan en estas Escuelas con tanto sacrificio e ilusión, a sus respectivas congregaciones, y les animo a continuar y ampliar su radio de acción y me permito transmitirles la consideración de la Sagrada Congregación cuando dice: “es necesario revisar ciertas motivaciones aducidas contra la enseñanza. Se escogen un apostolado llamado “más directo”, olvidando la excelencia y el valor apostólico de la actividad educativa de las Escuelas”. (Id. No.78).


Y por el hecho de que las hermanas normalmente viven al lado de los planteles e integradas a la comunidad, constituyen un centro de irradiación permanente, difícilmente superable por otra actividad apostólica.


A los Maestro que prestan sus servicios en estos Planteles los estima la Iglesia como sus colaboradores, a quienes trata de estimular, ayudar y hacerles conscientes de su altísima misión. De ellos espera mucho y está segura de que formarán una gran Familia con los Alumnos de sus Planteles, con los Padres y Representantes. Y así, dando recibirán también, porque la Escuela será siempre un ambiente de alta elevación moral y religiosa.


Al trazar estas líneas sobre la filosofía y finalidades de las Escuelas Arquidiocesanas, y así es o debe ser toda Escuelas Católica, animo igualmente a las Congregaciones y Personas que se dedican a la formación cristiana de la juventud en sus respectivos Planteles. Su tarea es de grandísimo valor. E invito a los Señores Párrocos a que vayan buscando la forma de crear este tipo de Escuelas, que serán realmente un poderoso medio de apostolado para sus Feligresías. Dichosa la Parroquia que logra tener una Escuela Católica bien atendida al lado su de templo.


Al recomendar vivamente la Escuela Católica la Sagrada Congregación no pretende disminuir en nada el valor del testimonio y la labor realizada por tantos educadores, sino urgirles a los católicos y en concreto a los Pastores que presten a la sociedad y a la Iglesia la colaboración que es propia de estos Institutos. Y nos invita a los Obispos a que desarrollemos los principios que inspiran a la Escuela Católica y los traduzcamos en programas concretos, lo que precisamente pretendo hacer animando con la palabra y el ejemplo a los educadores católicos, religiosos y seglares de la Arquidiócesis.

Mons. Domingo Roa Pérez.