INFORMACIÒN SOBRE LAS ESCUELAS ARQUIDIOCESANAS:
Estas Escuelas como todas las que llevan el nombre de católica, tienen una doble vertiente: la formación integrar de personas tal como deben ser y como deben portarse en esta vida terrena para conseguir el fin sublime para el cual fueron creadas: la salvación eterna; y colaborar con el Estado Venezolano en la obra de la educación que, por su importancia, constituye una auténtica empresa nacional, que supera ya por su magnitud las posibilidades presupuestarias y de reducidos grupos particulares. Exige en realidad, la participación de todos en el ámbito de su acción, y la de la Iglesia. Madre y Maestra, es incomparablemente valiosa por su vocación y eficacia en la materia.
Como toda Escuela, y más que ninguna otra, nos dice la Sagrada Congregación, las Escuelas Católica debe convertirse en comunidad que tienda a la transmisión de los auténticos valores intelectuales, morales, religiosos y cívicos, que capaciten al alumno para ser un ciudadano cabal y un verdadero patriota, precisamente por su condición de cristiano.
Para nosotros, los hijos de la Iglesia , la Escuela Católicas es realmente un campo de alto valor apostólico, quizá el más perfecto por su organización, estabilidad y especificidad que además se refleja poderosamente en la comunidad, pues cada niño es, en cierta manera, un portador indirecto de palabra y de obra de un mensaje recibido en la Escuela.
Nosotros tratamos de hacer una verdadera comunidad entre Escuela Católicas, Docentes, Padres de familia y despertar en toda su extensión y responsabilidad la participación de los Representantes en la marcha y eficacia de la Escuelas. Por desgracia, en la Escuela gratuita, ordinariamente no cuenta la presencia actuante de los Padres de Familia.
Deseamos y buscamos ardientemente que la Escuela sea realmente una prolongación y complemento del hogar, al cual nos proponemos servir con sinceridad, por encima de banderías políticas e intereses de grupo, que dividen y anarquizan.
Para nosotros, digo los Pastores Católicos que se guían por las normas de la pedagogía propia de la Iglesia de Cristo, la Escuela es como un templo, sin distinciones, y donde se procede con todo respeto y cuidado a objeto de que el ambiente sea favorable a la gran abra de la formación de los niños que se educan en estos planteles.
Siempre he inculcado a la Dirección Personal Docente y Administrativo de las Escuelas Arquidiocesanas, y así lo predico a todo centro educacional, que en los planteles debe reinar el orden, la disciplina y el respeto como en un lugar sagrado. Algún autor, entendido en materia de educación, ha llegado a afirmar que si la Escuela en general no es a manera de templo, por su respetabilidad, puede convertirse en guarida.
Estas Escuelas Arquidiocesanas, fundadas con el propósito de impartir el beneficio inmenso de la educación cristiana gratuita a las clases humildes, tienen muy presente la sabia apreciación de la Sagrada Congregación de las ventajas que ofrece un apostolado comunitario en el campo educativo. En alguna forma se buscará que también los niños con dotes de servicio y piedad sean como guías de los demás compañeritos, a quienes ayudarán con su ejemplo y trabajo en la dura labor de la formación del nuevo hombre y mujer.
Además de las Escuelas, el plan Arquidiocesano de educación comprende templo, residencia de las Religiosas, que llevan la Dirección y están plenamente incorporadas a la barriada, pequeños talleres, ya a punto de empezar, para iniciar a los alumnos en el aprendizaje de algún oficio.
Y con la ayuda de Dios esperamos instalar algunos Dispensarios para primeros auxilios.
Escuelas y Dispensario serán conjuntamente centros de formación también sanitaria en orden a entrenar a los niños en la defensa de su salud.
Dios y la patria, la vida presente y la futura, la ciencia y la honradez, el espíritu de fraternidad y de convivencia, la estima de su propia dignidad y el respeto a los derechos sagrados de los demás son los dones que nos proponemos en el alumnado, la Iglesia y el Personal que trabaja en estas Escuelas.
Y “como enseñando se aprende” según el viejo adagio latino, tenemos la convicción de que el Personal Directivo y el de los diversos servicios de las Escuelas Arquidiocesanas se tecnificará en el ejercicio de una tan noble tarea, a los cuales con todo nuestro esfuerzo, nos proponemos mantener a la altura que les corresponde.
Estamos planeando realizar encuentros, cursos y actividades que le permitan al Personal Docente reflexionar sobre su misión y aquilatar sus conocimientos.
ASPECTO ECONÓMICO
Estas Escuelas Arquidiocesanas son totalmente gratuitas. Para atender a la ingente inversión que representa su funcionamiento se llegó a un arreglo con el Ejecutivo Regional, que ha sido sumamente comprensivo y, digamos, ha sabido valorar el aporte de estos Planteles a la causa de la educación.
Y consiste en lo siguiente:
La Arquidiócesis, con la contribución de Empresas, Personas particulares y sus propios aportes, construye locales sencillos, los dota y mantiene.
El Ejecutivo paga el Personal Directivo, Docente, Administrativo y de Obreros, con las respectivas prestaciones sociales. En este aspecto, también la Arquidiócesis participa pagando algunos empleados.
El Personal es seleccionado por la Arquidiócesis con el cual firma un contrato relativo al manejo interno, ya que estas Escuelas, como queda dicho, se rigen por la filosofía cristiana, que no sólo da una formación religiosa y moral acorde con los principios del Evangelio sino que también se esmera en lograr un buen rendimiento intelectual.
Una Coordinadora de la Arquidiócesis con Oficina en la Curia sirve de enlace entre ésta y las Oficinas y Autoridades gubernamentales, y colabora con la Dirección de los Planteles en la solución de los diversos asuntos que se presentan. Lo relativo al movimiento del Personal también a su cargo, como es la selección, cambios, permisos, etc.
Las Escuelas Arquidiocesanas, los Talleres y los Dispensarios se encaminan hacia la promoción del hombre integral realzando los valores humanos a la luz y con la fuerza de la fe católica.
NORMAS GENERALES
Con el propósito de concretar acciones comunes para obtener los grandes objetivos de las Escuelas Arquidiocesanas animadas por la filosofía de toda Escuela Católica, según se viene expresando, se establecen algunas normas generales, que pueden ser enriquecidas de acuerdo con las circunstancias:
1) Estas Escuelas ordinariamente imparten educación a niños de barriadas humildes, hijos de hogares pobres, que no tienen tiempo que perder, por ello se aprovechará el horario escolar de manera escrupulosa y con gran sentido de responsabilidad.
2) Siendo la escuela como una gran familia, en la cual la unión y la mutua ayuda son factores determinantes para la buena marcha y el bienestar de todos, hemos luchado abiertamente para alejar la política de partido de los planteles Arquidiocesano, porque entorpece de manera increíble la delicadísima labor formativa. Esos quehaceres, que tienen su importancia, han de quedar reservados para los comités y los centros propios de sus actividades. Como en los templos, a nadie se le pregunta a que partido pertenece. Rechazamos, por supuesto, el materialismo en todas sus formas y exigimos rectitud moral en alumnos y todo el Personal
En cambio esforzamos por sembrar en los alumnos un gran amor a la Patria, a la Religión y a la propia Ciudad y Vecindarios, lo que sé a de traducir en un comportamiento ejemplar y en espíritu de trabajo y de buenas obras.
3) Siendo la Escuelas Católicas un lugar privilegiado para la evangelización se procurará que en ella se cumpla con esmerado esfuerzo la altísima finalidad de formar cristianamente a los alumnos que estudian en ellas.
Para ello, valiéndose de las disposiciones legales existentes, se impartirá la enseñanza del catecismo dos horas a la semana dentro del horario escolar y de conformidad con la indicaciones de la gran Encíclica Evangelii Nuntiandi, es decir, de manera sistemática y progresiva, de tal forma que, al terminar el alumno su Primaria haya recibido los conocimientos básicos de la doctrina Católica.
4) La formación cristiana no consiste únicamente en el aprendizaje. Es preciso llevar al alumno a la práctica. De allí que se han de preparar cuidadosamente las Primeras Comuniones, la Confirmación y orientar a los alumnos a los ejercicios religiosos como la oración, la asistencia a la Misa, la recepción de los Sacramentos de Penitencia y Eucaristía y al cumplimiento del deber del propio estado.
5) Y, además, es preciso organizar pequeños grupos de apostolado y de actividad ciudadana con los alumnos para ejercitarlos en las virtudes cristianas y de convivencia social. Tales grupos ayudarán mucho en la formación a sus compañeros de estudios.
CONCLUSION
La Arquidiócesis espera que Autoridades Nacionales y del Estado, las Empresas, las personas de dinero y el católico en general sepan valorar cada vez más el esfuerzo que representa el funcionamiento de estas Escuelas, como en general la Escuela Católica, y les presten su debida y eficaz colaboración en proporcionado aumento.
Agradezco de todo corazón a las Religiosas que trabajan en estas Escuelas con tanto sacrificio e ilusión, a sus respectivas congregaciones, y les animo a continuar y ampliar su radio de acción y me permito transmitirles la consideración de la Sagrada Congregación cuando dice: “es necesario revisar ciertas motivaciones aducidas contra la enseñanza. Se escogen un apostolado llamado “más directo”, olvidando la excelencia y el valor apostólico de la actividad educativa de las Escuelas”. (Id. No.78).
Y por el hecho de que las hermanas normalmente viven al lado de los planteles e integradas a la comunidad, constituyen un centro de irradiación permanente, difícilmente superable por otra actividad apostólica.
A los Maestro que prestan sus servicios en estos Planteles los estima la Iglesia como sus colaboradores, a quienes trata de estimular, ayudar y hacerles conscientes de su altísima misión. De ellos espera mucho y está segura de que formarán una gran Familia con los Alumnos de sus Planteles, con los Padres y Representantes. Y así, dando recibirán también, porque la Escuela será siempre un ambiente de alta elevación moral y religiosa.
Al trazar estas líneas sobre la filosofía y finalidades de las Escuelas Arquidiocesanas, y así es o debe ser toda Escuelas Católica, animo igualmente a las Congregaciones y Personas que se dedican a la formación cristiana de la juventud en sus respectivos Planteles. Su tarea es de grandísimo valor. E invito a los Señores Párrocos a que vayan buscando la forma de crear este tipo de Escuelas, que serán realmente un poderoso medio de apostolado para sus Feligresías. Dichosa la Parroquia que logra tener una Escuela Católica bien atendida al lado su de templo.
Al recomendar vivamente la Escuela Católica la Sagrada Congregación no pretende disminuir en nada el valor del testimonio y la labor realizada por tantos educadores, sino urgirles a los católicos y en concreto a los Pastores que presten a la sociedad y a la Iglesia la colaboración que es propia de estos Institutos. Y nos invita a los Obispos a que desarrollemos los principios que inspiran a la Escuela Católica y los traduzcamos en programas concretos, lo que precisamente pretendo hacer animando con la palabra y el ejemplo a los educadores católicos, religiosos y seglares de la Arquidiócesis.
Mons. Domingo Roa Pérez.
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