Susana Paz Castillo Ramírez, en religión Madre Candelaria de San José, nació en Altagracia de Orituco (Estado Guárico) el 11 de agosto de 1863; hija legítima de Francisco de Paula Paz Castillo y María del Rosario Ramírez.
Su padre era un hombre recto y honrado, de gran corazón y profundamente cristiano, gozaba del aprecio y estima de todos los habitantes, poseía conocimientos de medicina naturista y los empleaba para ayudar a mucha gente que solicitaba sus servicios.
Su madre era una persona piadosa, trabajadora y honrada.Tanto ella como Don Francisco brindaron a sus hijos una educación tan esmerada como lo permitían las circunstancias de su tiempo. En el aspecto cristiano fue óptima, le infundieron el ejemplo y la palabra, la solidaridad y la responsabilidad en las prácticas de la fe cristiana y valores humanos. En el aspecto intelectual muy poco le podían brindar. Aprendió a leer, escribir y toda clase de corte y confección especialmente bordados. Su padre muere un 23 de noviembre de 1870, cuando Susana contaba con 7 años.
Su madre era una persona piadosa, trabajadora y honrada.Tanto ella como Don Francisco brindaron a sus hijos una educación tan esmerada como lo permitían las circunstancias de su tiempo. En el aspecto cristiano fue óptima, le infundieron el ejemplo y la palabra, la solidaridad y la responsabilidad en las prácticas de la fe cristiana y valores humanos. En el aspecto intelectual muy poco le podían brindar. Aprendió a leer, escribir y toda clase de corte y confección especialmente bordados. Su padre muere un 23 de noviembre de 1870, cuando Susana contaba con 7 años.
Su madre muere el 24 de diciembre de 1887 cuando Susana tenía 24 años y asume las responsabilidades de diligente ama de casa; a la vez que se encarga de practicar la caridad con los enfermos y heridos que recogía y cuidaba en una casa semi-abandonada, adjunta a la Iglesia Parroquial. En 1903, con la llegada del Padre Sixto Sosa y asesorado con algunos médicos de la localidad, deciden la creación de un hospital y proponen a Susana como directora del mismo.
En el Hospital "San Antonio" se recluye para cuidar de los enfermos, junto con otras jóvenes que la acompañan, todas con el deseo de abrazar la vida religiosa.
El 13 de septiembre de 1906, con autorización del Obispo diocesano, viste el hábito de las Hermanitas de los Pobres y Susana cambia su nombre por el de Candelaria de San José.
El 31 de diciembre de 1910, nace oficialmente la Congregación con la profesión de las primeras seis hermanas, en manos de Mons.
Felipe Neri Sendrea, quien confirma a Madre Candelaria como Superiora General de la Congregación. En diciembre de 1916 emitió sus votos perpetuos en manos del Padre Fundador, en Ciudad Bolívar. Madre Candelaria era una religiosa de carácter afable, recogida, de baja y modesta mirada; siempre dejaba suavidad en cuantos la escuchaban cuando departía su cordial y amena conversación.
Dos cosas llamaban poderosamente la atención en ella: su profunda humildad y su inagotable caridad. Tenía una gran sensibilidad ante la desgracia ajena, no tenía un "no" para nadie, sobre todo cuando se trataba de los enfermos pobres y abandonados.
Otra característica de su entrega era la alegría; todo lo hacía con amor y una confianza sin límites en la Divina Providencia. Sus grandes amores fueron Jesús Crucificado y la Santísima Virgen. Recorrió muchos kilómetros en busca de recursos para el sostenimiento de sus obras; y fundando nuevas Comunidades que respondieran a las necesidades del momento.
Gobernó la Congregación durante 35 años desde su fundación hasta el Capítulo General de 1937, en el que la sucede en el cargo la Madre Luisa Teresa Morao. Fueron 22 años como Hermanitas de los Pobres de Altagracia y 12 años como Carmelitas.
Los últimos años de Madre Candelaria fueron marcados por el dolor de la enfermedad, no obstante, después de dejar el cargo de Superiora General, acepta seguir prestando sus servicios a la Congregación como Maestra de Novicias.
Ella tiene plena conciencia de su enfermedad, pero con increíble paciencia soporta los dolores y da pruebas de conformidad con la voluntad de Dios. Pedía al Señor poder morir con el nombre de Jesús en los labios, y así fue.
En la madrugada del 31 de enero de 1940 le dio un vómito de sangre, y ella, pronunciando por tres veces el nombre de Jesús, entregó su alma al Creador. Su causa de Beatificación ha sido introducida en Roma para la Causa de los Santos.
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