“Se acabó el vino y la madre de Jesús le dijo: "ya no hay vino", Jesús le contestó: “Mujer porque me dices esto mi hora aun no ha llegado”
El Señor me hacia entender que en muchas ocasiones se nos acaba la alegría de vivir, que las preocupaciones y los quehaceres de la rutina nos atrapan y quedamos envueltos en los sinsabores de la vida cotidiana cuanta falta nos hacia tener una conexión entre El y nosotros pues la rutina nos bloquea a tal punto que no podemos reanudar con este Dios que tanto nos quiere.
Es ahí donde el Señor me recalcaba la presencia de nuestra madre que tanta falta nos hace a largo de nuestra vida, que nos hace falta de ese si permanente como el SÌ que ella dio, ese Sí firme y constante.
El Señor me hacia entender que en muchas ocasiones se nos acaba la alegría de vivir, que las preocupaciones y los quehaceres de la rutina nos atrapan y quedamos envueltos en los sinsabores de la vida cotidiana cuanta falta nos hacia tener una conexión entre El y nosotros pues la rutina nos bloquea a tal punto que no podemos reanudar con este Dios que tanto nos quiere.
Es ahí donde el Señor me recalcaba la presencia de nuestra madre que tanta falta nos hace a largo de nuestra vida, que nos hace falta de ese si permanente como el SÌ que ella dio, ese Sí firme y constante.
El Señor me pedía que le pidamos ayuda a nuestra Madre para que ese si, sea permanente, y nuestra felicidad también sea permanente junto con nuestra familia, no hay mejor medio para llegar al Padre que por medio de nuestra madre María
Liliana Farro
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